PATROCINADORES 2024-1

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La Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Cadalso de los Vidrios agradece su colaboración a todos nuestros PATROCINADORES. Muchas Gracias.

PATROCINADORES 2024-2

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CONCURSO FOTOGRÁFICO PARA EL CALENDARIO DE 2025

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PARTICIPA EN EL CONCURSO FOTOGRÁFICO.

MAPA DE METRO DE LOS CAMINOS DE SANTIAGO

MAPA DE METRO DE LOS CAMINOS DE SANTIAGO
FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DEL CAMINO DE SANTIAGO LEVANTE-SURESTE

MAPA FOLLETO

MAPA FOLLETO
MAPA DEL CAMINO DEL SURESTE A SU PASO POR LA PROVINCIA DE MADRID, DESDE ESCALONA A CADALSO Y DE CADALSO HASTA CEBREROS, CON FOTOS DE LUGARES SINGULARES DE TODAS LAS POBLACIONES.

INFORMACIÓN FOLLETO

INFORMACIÓN FOLLETO
CARA DE INFORMACIÓN DEL MAPA DE LAS ETAPAS DEL CAMINO DEL SURESTE A SU PASO POR LA PROVINCIA DE MADRID ENTRE ESCALONA (TOLEDO) Y CEBREROS (ÁVILA) CON INFORMACIÓN DE LOS RECURSOS EN LOS DISTINTOS MUNICIPIOS. ESTE FOLLETO HA SIDO EDITADO POR LA ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL CAMINO DE SANTIAGO EN CADALSO DE LOS VIDRIOS CON EL PATROCINIO DE LA CONSEJERÍA DE TURISMO DE LA COMUNIDAD DE MADRID. AGRADECEMOS AL AYUNTAMIENTO DE CADALSO SU COLABORACIÓN.

martes, 12 de mayo de 2020

HUELLAS INFINITAS

RELATO PRESENTADO AL CONCURSO LITERARIO 2020
HUELLAS INFINITAS                David Martín Toledano

   La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas.
Así me sentí el día que terminé una de las experiencias más bonitas que he vivido en mi vida. Era un domingo, aproximadamente las 11:00 horas, el sol reinaba en el cielo, iluminando todo a nuestro alrededor, guiándonos en lo que sabíamos que era el final esperado, el fin de una aventura especial, el fin de un capítulo escrito con letras de oro en mi corazón.

Ese final era la Plaza del Obradoiro. Allí estaba grandiosa, imponente como un monstruo divino con los brazos abiertos, esperando abrazar a todas las personas que allí nos encontrábamos.
Me quedé parado, me sentía pequeño, indefenso, incluso con miedo, sin creerme que allí estaba mirando todo a mi alrededor. Recuerdo que sólo se me ocurrió en ese momento quitarme la mochila y alzarla al cielo, el mismo que me había guiado hasta ese final. En ese momento me sentí un gigante, alguien poderoso, orgulloso del final que había conseguido.

Mi memoria recorrió esa semana intensa, recordando lo bueno y lo malo, todo el cúmulo de sensaciones que conlleva un viaje de este tipo.
Todo comenzó unos meses antes, cuando después de hablar, no recuerdo, pero serían cinco minutos escasos, dos miradas se cruzaron y todo fue sobre ruedas. Cuando menos nos esperábamos, estábamos en un autobús que no dormía, camino del norte. Llegamos con las primeras luces del día, cansados, pero con la adrenalina a tope, dispuestos a conocer toda la magia que envolvía este viaje.
Después de degustar un maravilloso desayuno emprendimos el camino. Comenzamos a andar y, en ese mismo instante, ya se palpaba lo que significaba hacer el Camino de Santiago. En ese primer día comprendimos que vivíamos algo especial. Descubrimos lo que significa la amistad, el respeto, la fantasía, la emoción y todas las enseñanzas que transmite ese lugar mágico.

Esa primera caminata terminó y con sorpresa descubrí, sin darme cuenta, que el tiempo había pasado tan rápido como efectivo. Después de descansar, dimos una vuelta por el lugar que habíamos decidido que fuera nuestro primer final. La gente de ese lugar nos acogió con todo el respeto del mundo y seguimos descubriendo esa magia que envolvía todo.
Los días iban pasando y la aventura se hizo más emocionante. A tres días del final ocurrió algo inesperado: mi acompañante, en uno de los trayectos, tropezó con una piedra y se dañó uno de los dedos del pie. Al principio fue algo pasajero pero, con el paso del tiempo, esa molestia fue a más.
Fue el momento más duro del viaje; alguien o algo, no sabría decir quién o qué, nos ponía a prueba. Reunidos los dos, se planteó el momento nunca pensado, el temido abandono, era un momento difícil pero entendible.

En ese momento surgió la leona que siempre es, me refiero a mi prima, la persona que me acompañaba en el viaje, la misma que después de aquellos cinco minutos de tertulia, me miró y se unió a mí para hacer este viaje. Ella es una de las personas más importante de mi vida, mi compañera de aventuras, no sólo de esta, sino de muchas más en mi vida.
Se buscó una solución y se pudo continuar. La solución era no tirar la toalla, estábamos allí por y para algo y teníamos que demostrarnos que no había ningún muro que no pudiéramos saltar, ningún puente que no pudiéramos cruzar, ningún escollo que no se pudiera solventar. Desde ese momento se hizo todo con más paciencia, más despacio, con la misma ilusión, incluso más renovada aún.
Fue duro, pero gratificante; fue bonito, pero estresante; fue mágico, pero real. Con las mejores sensaciones de mi vida.

Desde ese momento el camino entró en mí y yo entré en él, todavía hoy después de algunos años siento en la distancia que algo de mí está esperándome otra vez en esa magia que envuelve todo el Camino de Santiago.
Hoy, escribiendo este relato, todavía recuerdo grandes amigos que dejé allí, grandes experiencias que allí viví, grandes emociones que allí sentí y, sobre todo, que pude descubrirme a mí mismo. En cada paso que daba una herida se me hacía en el alma; eran heridas que no sangraban, que no duelen, que no dejan cicatriz; son heridas que te hacen ser mejor persona, heridas que nunca se cierran, porque en cada día de tu vida te sirven para ser más maduro, más inteligente, más adulto, en definitiva mejor persona.
Nunca tendré palabras suficientes para describir todo lo vivido.

Mi camino está hecho con pies valientes, aun cuando están cansados, arriesgan un paso. Es esa dulce valentía que me ha traído hasta aquí.

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