PATROCINADORES 2023-1

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La Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Cadalso de los Vidrios agradece su colaboración a todos nuestros PATROCINADORES. Muchas Gracias.

PATROCINADORES 2023-2

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MAPA DE METRO DE LOS CAMINOS DE SANTIAGO

MAPA DE METRO DE LOS CAMINOS DE SANTIAGO
FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DEL CAMINO DE SANTIAGO LEVANTE-SURESTE

MAPA FOLLETO

MAPA FOLLETO
MAPA DEL CAMINO DEL SURESTE A SU PASO POR LA PROVINCIA DE MADRID, DESDE ESCALONA A CADALSO Y DE CADALSO HASTA CEBREROS, CON FOTOS DE LUGARES SINGULARES DE TODAS LAS POBLACIONES.

INFORMACIÓN FOLLETO

INFORMACIÓN FOLLETO
CARA DE INFORMACIÓN DEL MAPA DE LAS ETAPAS DEL CAMINO DEL SURESTE A SU PASO POR LA PROVINCIA DE MADRID ENTRE ESCALONA (TOLEDO) Y CEBREROS (ÁVILA) CON INFORMACIÓN DE LOS RECURSOS EN LOS DISTINTOS MUNICIPIOS. ESTE FOLLETO HA SIDO EDITADO POR LA ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL CAMINO DE SANTIAGO EN CADALSO DE LOS VIDRIOS CON EL PATROCINIO DE LA CONSEJERÍA DE TURISMO DE LA COMUNIDAD DE MADRID. AGRADECEMOS AL AYUNTAMIENTO DE CADALSO SU COLABORACIÓN.

jueves, 7 de mayo de 2020

CAMINO HACIA EL AMOR


CAMINO HACIA EL AMOR                       Maite Tejero Núñez

Cada vez más gente hace el Camino de Santiago, como este peregrino llamado Raúl, que con 32 años de edad emprendió su propia y tan peculiar aventura de adentrarse por ese camino tan duro como placentero para él. Raúl partió una mañana del mes de Abril desde su pueblo natal, Almonacid de Toledo, cogió su mochila con todo lo necesario y se despidió de su familia. Salió al alba, sobre las 5 a.m.

Hacía frío todavía pero se sintió lleno de energía y de luz propia. A este muchacho todo el mundo le quería, era muy buena persona porque se preocupaba y se daba a los demás. Muy amigo de sus amigos y de carácter extrovertido. Un inconformista de la sociedad en la que vivimos actualmente.

Anduvo varios kilómetros hasta llegar al lugar más cercano de su primera etapa: la capital de Toledo. Llegado a este primer punto decidió parar para descansar un poco y reponer fuerzas. Llevaba unas cuatro horas caminando, paró y se sentó a los pies de la catedral de Toledo, miró el reloj, marcaba las 9, se despojó de su mochila y bebió un buen trago de agua.
Era una mañana soleada y las vistas eran preciosas, se acomodó bien, sacó un sándwich, unos frutos secos y una naranja. Empezó a comer sin apartar la mirada de ese bello lugar que le embelesaba todo su ser. A pesar del cansancio, se sintió bien y respiró profundamente pues aún le quedaba mucho por recorrer. Cuando hubo dado buena cuenta de parte de sus provisiones se levantó para prepararse de nuevo y continuar su largo camino.

Caminó por senderos de una belleza espectacular, se divisaban a lo lejos las verdes y rocosas montañas, con el sonido del cauce de algún río a lo lejos. También había algunas aves que planeaban surcando el cielo en busca de su presa.

Pasaron varias horas y el calor ya hizo acto de presencia aunque soplaba una brisa fresca que hacía la jornada más llevadera. Pensó parar hacia el medio día en el siguiente pueblo de la segunda etapa: Novés, así fue cuando al cabo de pocos metros de distancia llegó a dicho municipio, donde culminó la segunda etapa de su trayecto. Descansó otro poco admirando ese singular pueblecito así como sus habitantes, construcciones de las casas de piedra y su hermosa iglesia.

Tomó un tentempié para, seguidamente, afrontar caminando los kilómetros que aún le quedaban hasta llegar a su meta.

Siguió andando, meditando, reflexionando sobre su vida, sus proyectos, etc. Pasaron las horas cuando ya vio al fondo de su ruta otro pueblo. Consultó su mapa y comprobó que llegó a su tercera etapa del camino: Escalona, donde hizo otro alto en el camino. Eran ya casi las seis de la tarde cuando paró a descansar otra vez. Atisbó a lo lejos el famoso Castillo de Escalona y oyó el sonido del río que cruzaba el pueblo.
Se encontraba tan sumergido en sus propios pensamientos que apenas se dio cuenta mde que a sus propios pies, donde se sentó para respirar un poco de aire puro, había algo en el suelo que le llamó especialmente la atención…, alargó la mano y recogió del suelo un papel…
¿O era un sobre?... ¡Sí, era una especie de carta por el sello que mostraba!
“¿A quién se le habrá caído?” Se preguntó Raúl con sorpresa. Miró a su alrededor pero no había nadie y ante la intriga decidió abrirla. La carta decía así:

“¡Querida Adelaida!. ¿Cómo estás?
Te escribo unas líneas sobre este papel para saber de ti y decirte que jamás me olvidé de tu persona en todos estos años. Ya sé que veinte años son demasidos de ausencia y te preguntarás el porqué de estas palabras. Amor mío, todos estos largos años he pensado en ti, pero por circunstancias ajenas a mí nunca me decidí a escribirte acerca de mis sentimientos hacia ti. Te he amado, te amo y te amaré siempre, a pesar de la distancia y de la situación que tengamos cada uno.
Me enamoré de ti desde el primer día que te vi. Pero como te respeto tanto nunca te lo hice saber, por miedo al rechazo o lo que puedan pensar allá, en tu pueblo, Cadalso de los Vidrios, precioso y bello lugar por siempre. Me gustaría volver a verte y charlar, en persona, frente a frente, pues ya no tengo nada que perder, y abrirte así mi corazón de par en par. No sé si te casaste. Si es así… disculpa mi intromisión pero desde entonces no he podido conciliar bien el sueño en lo que podía haber sido y no fue… por mi indecisión”

Un fiel y admirador tuyo. Esteban.
P.D.: Necesito y deseo verte.

El joven Raúl terminó de leer la carta, se emocionó tanto que se le humedecieron los ojos y se le encogió el corazón. Se quedó un rato pensativo ante esa bonita historia de amor, preguntándose que si la carta de ese tal Esteban llegara a manos de su amada Adelaida al menos aún quedaba una posibilidad de que su destinataria lo supiera y tomara alguna alternativa de ir o no a reencontrarse con él.

Y sin pensárselo dos veces, dobló la carta, la metió en el sobre y todo decidido cambió la dirección del Camino de Santiago por otro con buen fin. ¡Rumbo a Cadalso de los Vidrios! ¡Sí!.

Apresuradamente miró el mapa, la brújula y calculando distancia y tiempo se dio cuenta que llegaría en un santiamén a ese famoso pueblo para entregarla a ella la carta de su querido admirador, pero eso sí, lo haría con mucho tacto, pues quería darle una grata noticia.

Se sentía emocionado, con buenas vibraciones y con una gran corazonada. Se preguntó en cómo sería esa mujer, en su aspecto… estaba deseoso de conocerla… intuyó que debía ser guapa.

Adentrándose en Cadalso de los Vidrios se sorprendió de situarse en un pueblo tan bonito y tan particular. Preguntó a alguna persona por la casa de la mujer a encontrar y pronto dio dónde ella vivía. Al llegar frente a su puerta se encontró nervioso, intrigado, también contento por la incertidumbre… llamó al timbre, pasaron unos segundos nadie abría… Raúl insistió… una leve voz lejana procedente de la casa contestó: “¡Ya voy, un momento!”.

Una bella mujer, de estatura media, joven… muy atractiva… abrió de repente.

- “¡Hola! ¿es usted Adelaida del Río?. Preguntó el joven hipnotizado.
- “Sí. Soy yo. ¿Pero quién es usted y qué quiere?”. Contestó ella toda perpleja.
- “Verá… soy un peregrino del Camino de Santiago, pero he tenido que desviarme varios kilómetros de mi ruta porque tengo que entregarla una cosa importante, aunque no nos conozcamos de nada”. Explicó el motivo de su visita a la bella Adelaida.

Raúl sacó al instante la carta que llevaba consigo y ella le invitó a pasar a su hogar.
- “¿Seguro que es para mí?”.
Además al comprobar nombre y dirección vio que era correcto y aún así no comprendía nada. Adelaida comenzó a leer la carta para sí, despacio y varias veces seguidas. Efectivamente se acordaba de su “viejo amigo” Esteban aunque hayan pasado la friolera de veinte años sin saber nada de él… Y se produjeron sentimientos encontrados, pues a Adelaida también se le puso el corazón en un puño no pudiendo evitar dejar escapar alguna que otra lágrima…

Raúl y Adelaida estuvieron charlando mucho tiempo. Ella se quedó viuda hacía unos tres años. Su marido murió de una fatal enfermedad, agonizante y desesperante. Sufrió mucho y ella no volvió a rehacer su vida. Se querían mucho a pesar de lo distintos que eran ambos. La mujer le dio sus más sinceras gracias y le dijo a él: “Sí… pudo haber sido y no fue… Yo también me fijé en Esteban, pero por entonces, no era el mejor momento”.

Raúl se despidió de esta gran mujer y retomando sus pasos hacia el camino pensó en su belleza… y se dijo:  -“¿Por qué no? Y en ese momento se paró y se dio media vuelta…

Fotos de distintas páginas web, la de Cadalso desde la peña de Javier Perals.

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