RELATO DE UN PEREGRINO.
EL CAMINO QUE CAMBIA A LAS PERSONAS.
Destaquemos del Camino el hermanamiento, la solidaridad y la reflexión que impregna esta vivencia.
Cada persona tiene una motivación para hacer el Camino: promesa, un homenaje, creencias religiosas o un reto personal, una superación personal, ganas de vivir una experiencia nueva, reflexión.
Son sólo algunas de las razones que llevan a muchas personas a ponerse en pie y caminar cientos de kilómetros con la mochila a cuestas ya nieve, llueva o el asfalto se derrita por el sol, para culminar el Camino de Santiago.
Lo hice como hay que hacerlo, en albergues y donde puedas dormir bajo las estrellas, o sin ellas en noches lluviosas o de nieve a temperaturas muy bajas en algunos momentos.
Pero ¿qué tendrá el Camino para que lo haga tanta gente, que además en muchos casos repite? En el Camino se coincide con personas distintas de ideologías, religiones y maneras de vivir la vida. Se apoyan entre todos y se escuchan.
El Camino está, o parece estarlo, impregnado de un "no sé qué" misterioso, que hace que los que lo transitan vuelvan cambiados de alguna manera, y es que hermanamiento, solidaridad y reflexión son quizás las palabras que más se repiten cuando uno recuerda la experiencia. Tienes mucho tiempo para pensar y mientras lo recorres te das cuenta de muchas cosas.
Sin conocer a nadie conoces a todo el mundo y al final los que coinciden son como una gran familia. Es muy llamativo "ver que eres capaz de hacer todos esos kilómetros". No todas las jornadas caminas las mismas horas; puedes andar desde 15 hasta 40 kilómetros según el día. Se empieza a las 6,30 de la mañana, se anda durante dos o tres horas, llega el primer descanso para desayunar y reponer fuerzas y de nuevo al Camino. Otras dos o tres horas y vuelta a descansar. Y tras este parón el último esfuerzo para llegar lo más lejos posible, a un pueblo, a algún albergue, sobre las 14 o 15 horas y coger cama. Las tardes las aprovechaba para descansar y visitar la zona. Cena frugal y a dormir pronto.
El Camino te hace darte cuenta de que "en una sociedad con tanto estrés" no tenemos tiempo para relacionarnos con la gente que nos rodea. En el Camino te das cuenta de que hay mucha gente solidaria, con ganas de conversar y de ayudar. Además resaltar que en el Camino vives el presente, cuando lo habitual en la vida cotidiana es que piensas más en el futuro o recuerdas el pasado".
Quien quisiere bien vivir, acuérdese que ha de morir. |
Como veterano peregrino aconsejo ir ligero de peso, no desistir y no tomarlo como una competición. ¡Eso sí! ¡Aviso! "El Camino, una vez que lo pruebas... engancha".
Cuando haces el Camino ya no eres el mismo. Ver tus miserias, tus límites y alegrías es una escuela alucinante.
Buen Camino, como se dice entre los peregrinos al cruzarse en el Camino.
Buen Camino, como se dice entre los peregrinos al cruzarse en el Camino.
Texto: Joaquín Luján Murillo, peregrino.
Gracias Joaquín por esta experiencia a mí me sirve. Gracias por las fotos, una entrada muy buena.
ResponderEliminarÁngel Sánchez