LA LLEGADA
Caía
la tarde en Cadahalso, el sol pintaba de pinceladas violáceas y anaranjadas las
nubes que se situaban sobre la muralla rocosa de Gredos. Una burrilla pequeña y
destartalada se detenía ante el Arco de Arriba.
Con gran esfuerzo, descendía un
cuerpo menudo y lastimoso, que se agarraba férreamente a su montura al momento
de tocar sus pies el suelo. Recobrando fuerzas, como otras muchas veces hiciera
en su devenir por la geografía española, tomó un bastón en una mano, en la otra
un crucifijo de madera, y avanzando apenas unos pasos titubeantes, golpeó la
puerta.
Desde
dentro alguien descorre el cerrojo, alguien enciende una vela y alguien
pregunta ¿quién llega?
Loado
sea el Dios del cielo, benditos sus hijos en la tierra, dadle cobijo a mi alma
... soy Teresa.
Javier
Perals, Cadalso de los Vidrios 29 de enero de 2015
En sus muchos viajes Teresa de
Jesús pasó varias veces por Cadalso, conocido en la actualidad como Cadalso de
los Vidrios, y que quedaba en el camino entre Ávila y Toledo. Se conocen al
menos dos viviendas donde la tradición popular sitúa varias de las estancias de
Teresa de Ávila, tal vez en casa de unos parientes, en esta localidad, entonces perteneciente a Toledo y
actualmente en la provincia de Madrid.
Conocida era la maltrecha salud
de Teresa y a los suplicios a los que sometía a su cuerpo en su actividad
fundadora. El autor imagina la llegada de la Doctora de la Iglesia a una
humilde casa de la calle San Antón, extramuros, junto a la muralla que bordeaba
parte del pueblo en la llamada Puerta de San Antón o Puerta de Arriba.
Esculturas de Venancio Blanco Martín.