DESAMORTIZACIONES
EN ESPAÑA. FIN DEL VIEJO RÉGIMEN.
Ya explicamos en una entrada anterior
algunos conceptos de las denominadas desamortizaciones y hoy nos fijamos en las
que están censadas.
Una desamortización es el proceso que se
inicia con una ley que decreta o manda que se expropien terrenos del Estado,
que están en manos de personas o entidades y que no generan ningún beneficio
para el Tesoro. Son propiedades que no se pueden vender ni enajenar y que los
réditos que producen van a parar a la Iglesia, a las Órdenes militares y
religiosas o a los municipios que tienen zonas comunales.
En la Edad Media no se hacían leyes de
desamortización, se hacían “glebas” que pagaban campesinos y comerciantes o se expulsaba a poblaciones y se incautaban sus bienes (judíos, moriscos). Sin
embargo en esa época los reyes daban terrenos y derechos para cobrar tributos a
guerreros que eran nombrados nobles, a las órdenes religiosas y militares y a
la Iglesia para la fundación de monasterios en zonas despobladas para favorecer
su repoblación.
Durante el denominado “antiguo régimen”,
en el que los reyes ejercían su poder sin control parlamentario, también se
producen procesos de desamortización, y el primero que se conoce como tal es “La desamortización de Godoy”, en 1798,
reinando Carlos IV, y va dirigido a hacerse con las propiedades de la “Compañía
de Jesús” que había sido disuelta por Carlos III en 1767 y por el Papa Clemente
XIV en 1773. Fue llevada a cabo por Mariano Luis de Urquijo.
Esta primera desamortización tuvo varios
antecedentes:
a) Las
propuestas de los Ilustrados como el Conde de Floridablanca, Pablo Olavide y
Gaspar Melchor de Jovellanos que pretendían vender los baldíos y tierras
concejiles de los municipios. Jovellanos proponía la enajenación y venta de los
bienes del común, los más productivos en cada municipio. El dinero se
destinaría a obras públicas y mejorar la agricultura.
b) Carlos
III decretaba el 3 de abril de 1767 la expulsión de la Compañía de Jesús de
todos los territorios nacionales, incluidos los de ultramar. Sus bienes pasaban
a ser propiedad de la corona y se encargaba al ministro Esquilache su
ejecución, aunque el encargado de
llevarla a cabo fue Pedro Pablo Aranda, conde de Aranda.
Las Desamortizaciones del siglo XIX
tendrán un matiz liberal, y así el propio José I Bonaparte (1808-1813) decretó
el 18 de agosto de 1809 la supresión de todas las órdenes regulares, monacales,
mendicantes y clericales cuyos bienes pasaban a propiedad de la nación. Más que
la supresión de la propiedad se realiza la confiscación de las rentas para
destinarlas a las tropas francesas.
Las Cortes de Cádiz (1810-1814) establecen
la enajenación de bienes a traidores a la patria, afrancesados, Órdenes militares
(Santiago, Alcántara, Calatrava y Montesa), a la orden de San Juan de
Jerusalén, conventos y monasterios suprimidos o destruidos durante las guerra,
las fincas de la Corona excepto los Sitios Reales y la mitad de baldíos y
realengos de los municipios. El decreto de 1813 apenas llega a realizarse pero
sienta las bases legales para sucesivas desamortizaciones.
Distribución de las Órdenes Militares en España. |
Tras la vuelta de Fernando VII de su
exilio en Francia es restablecida la Compañía de Jesús en 1814 y los
absolutistas impiden cualquier cambio en la desamortización de bienes hasta
1820, pero con el trienio liberal, el decreto de agosto de 1820 reedita el de
las Cortes de Cádiz añadiendo los bienes de la Inquisición. Se lleva a cabo
parcialmente pero los réditos obtenidos no son los esperados.
Una de las desamortizaciones más
importantes del siglo XIX es la realizada por Juan Álvarez Mendizabal en 1836,
en el reinado de Isabel II, durante la regencia de Mª Cristina Dos Sicilias, en
el que se desamortizan bienes y fincas sólo del clero, afectando a conventos y
monasterios abandonados, destruidos en la guerra de la Independencia o que
contaban con menos de doce frailes. El que sólo se dirigiera a los bienes de la
Iglesia provocó la excomunión de los que desamortizaban y de los que compraban,
por lo que muchos compradores ocultaron sus compras dejando terrenos y
propiedades abandonados para no ser identificados.
En septiembre de 1841, Baldomero
Espartero, es nombrado regente tras la revolución progresista, y ordena la
desamortización de todos los bienes del clero secular. Sólo duró tres años por
la caída del partido progresista.
En 1855, Pascual Madoz, ministro de
hacienda en el gobierno de Espartero (bienio progresista) elabora una ley de
desamortización que afecta principalmente
a los bienes comunales de los ayuntamientos, del Estado, del clero, de
las órdenes militares, cofradías, obras pías, santuarios, de los propios y
comunes de los municipios, de la beneficencia y de la instrucción pública
(excepto las Escuelas Pías y los Hospitaleros de San Juan de Dios) y a los
bienes del ex infante D. Carlos. Tuvo mayor alcance y mayor volumen de ventas
que la de Mendizabal. Se suspendió por dos años en 1856 reanudándose después. Sus efectos llegaron hasta 1920.
Con la desamortización de Madoz el Estado
recaudó 7.856 millones de reales entre 1855 y 1895, más del doble de lo
recaudado con la de Mendizabal. Con este dinero se amortizó la deuda estatal,
se cubrió el déficit del Estado, se hicieron obras públicas, reservándose 30
millones de reales al año para la reedificación y reparación de las iglesias de
España.
En 1931 la Segunda República se planteaba la necesidad de llevar a cabo una reforma agraria que pasaba por la expropiación de los grandes latifundios de Andalucía, Extremadura, sur de la Mancha y la provincia de Salamanca. La ley aprobada tras año y medio de trabajos expropiaba con indemnización a los propietarios, excepto las tierras de la nobleza considerados "grandes de España" por su supuesta implicación en el golpe de Sanjurjo. Apenas dos años después la ley fue paralizada tras las ocupación de apenas 27.000 hectáreas por algo menos de 5.000 campesinos.
Imágenes de distintas web. Entrada anterior.
En 1931 la Segunda República se planteaba la necesidad de llevar a cabo una reforma agraria que pasaba por la expropiación de los grandes latifundios de Andalucía, Extremadura, sur de la Mancha y la provincia de Salamanca. La ley aprobada tras año y medio de trabajos expropiaba con indemnización a los propietarios, excepto las tierras de la nobleza considerados "grandes de España" por su supuesta implicación en el golpe de Sanjurjo. Apenas dos años después la ley fue paralizada tras las ocupación de apenas 27.000 hectáreas por algo menos de 5.000 campesinos.
Imágenes de distintas web. Entrada anterior.
Texto: Javier Perals.
Muy buena entrada sobre las desamortizaciones. Parece ser que en la desamortización
ResponderEliminares abandonado el el Monasterio de Guisando y el convento de la Orden de San Francisco ya está arruinado en 1849. (Este estaba en la misma esquina de los jardines de palacio, según se vá a las Erillas.)
Ángel Sánchez