Vaya por delante que no tengo ni idea de setas. Sólo conozco dos, los níscalos y los parasoles.
Hace unos días quedé con unos amigos, Ismael y Cati, en ir a coger setas por uno de los preciosos parajes de la zona en que vivimos, este rincón del suroeste madrileño encajado entre las provincias de Ávila y Toledo.
El miércoles 21 de octubre se acercaron a recogerme hasta la gasolinera de Cadalso para ir en su coche al Castañar del Tiemblo.
Paramos a media subida y aunque apenas había alguna solitaria seta cogimos unas pocas castañas.
Seguimos hasta arriba y mientras Ismael rastreaba un cercano valle, Cati y yo nos acercamos a una ladera por la que transitaba un rebaño de cabras. Casi por detrás de nosotros apareció el pastor, mientras Cati inspeccionaba un hermoso ejemplar de "muscaria" que al parecer llaman "huevo de rey".
Aprovechamos aquella aparición de la experiencia y le preguntamos por setas, dónde se podrían buscar los boletos, si había níscalos por allí, ...
Tras dejarnos encauzados y orientados dónde buscar los boletos se despidió, momento que aproveché para preguntarle cuantas cabras llevaba. Sin titubear un instante contestó: 500. Y desapareció casi tan rápidamente como había aparecido.
Iniciamos el ascenso por el lugar que nos había aconsejado aquel pastor y me entretuve en fotografiar las setas que me iba encontrando, apenas sin tocarlas, pues repito que no las conozco.
Tengo que decir que personalmente me siento un poco gafe en esto de las setas, pues varias veces que he ido con amigos que las conocen o que saben de sitios con muchas de ellas, apenas ha habido suerte y nos hemos vuelto con las cestas medio vacías.
Variedad había mucha, muchas de ellas dañadas por lluvias recientes, aunque los coloridos y la buena presencia de algunos ejemplares me permitieron hacer muchas fotos.
A medida que ascendíamos el aire se hacía más intenso y más frío y tras encontrar algún parasol y algunos boletos decidimos ir al merendero y comernos allí una tortilla y un trozo de empanada.
Por cierto, la tortilla ríquísima, Cati.
Me ha gustado tu entrada, por un momento me he visto paseando por el castañar, setas veo que pocas, pero esa tortilla y empanada tiene que saber a gloria en ese paraje tan natural y a la vez espectacular. Espero compartir algún día una buena tortilla contigo.
ResponderEliminarUn abrazo
Setas las justas, he comido un día y hemos cenado otro. Salvo que tengas invitados no hay que ser avaricioso. En lo de la tortilla cuando te venga bien me lo dices, aunque seguro que no está tan buena como las que hace Cati.
ResponderEliminarGracias Pedro y un abrazo.
Javier.