SUBIDA A LA PEÑA MUÑANA.
Durante el largo confinamiento en el que estamos participando, la mayor parte de los habitantes de Cadalso se han comportado de la forma debida y eso ha propiciado que haya tan pocos contagios en el pueblo. Sólo censurar al principio el comportamiento de algunos jóvenes.
Todos los días al levantarme salgo a la terraza de la habitación y veo la Peña, y todos los días me decía a mí mismo que en cuanto fuera posible volvería a subir. En cuanto flexibilizaron las condiciones de los paseos, podían durar más de una hora y llegar hasta los 5 km me propuse subir hasta la Peña Muñana.
Decidí dejar el perro en casa para ir más libre, por lo que tuve que pasearlo antes de ponerme en camino. Eran poco más de las ocho y media cuando salía de casa y ese día anunciaban calor.
Atravesé el pueblo por calles solitarias hasta llegar a la zona de la Castellana por donde inicié el ascenso. Los pinos tenían un color más vivo y me detuve varias veces para contemplar el paisaje que se abría ante mí o para volver la vista hacia Cadalso.
Llegué a ese punto en el que temporalmente deja de verse Cadalso y se pueden ver las cicatrices que las canteras dejaron en el paisaje, y de nuevo me detuve para ubicar algunos lugares: la carretera del Venero, el Centro de Interpretación de la Naturaleza, ...
Sigo ascendiendo por la parte trasera del primer risco que se ve en el ascenso a la peña, donde abundan marmitas vetonas y piedras con formas curiosas, como la piedra-pez. Desde aquí siempre hago una foto al Fraile y la Monja, que sin prestar ninguna atención a mi presencia siguen con su oración al Creador o tal vez una charla mística.
Cuando empiezo a cruzar esa pequeña llanura que lleva al bosque de pinos empiezan a ser visibles los estragos ocasionados por el fuego del pasado verano y por las acciones humanas que en teoría procedían a su limpieza. Encuentro el camino bloqueado por un pino del que se han llevado el tronco pero han dejado el ramaje intacto.
Un poco más adelante se hace visible una especie de cortafuegos con todo arrasado, aunque no limpio. Si han metido maquinaria pesada hasta aquí, si era necesario hacer cortafuegos, por lo menos que los dejen limpios y se lleven troncos y ramajes quemados. Seguramente a alguien no le gustará lo que voy a escribir pero no me gusta como lo han dejado.
Como me voy entreteniendo en hacer fotos me alcanza un amigo con su hija, menor de edad, nos salimos del camino y lo perdemos, aunque lo encontraremos más tarde un poco más arriba, llegando ya a lo que fue el recinto del poblado árabe que se cree que habitó allí hace ya varios siglos.
No subo con ellos a la Peña pues quiero subir antes a la que queda a la izquierda desde donde puede verse un amplio paisaje hacia la Granjilla, la urbanización del Encinar y el Pinar de Almorox.
Desde allí pueden verse perfectamente los tres picos o cotas de la Peña Muñana, la cuarta sería el conjunto del Fraile y la Monja que quedan ocultos desde mi posición. Aquí también veo alguna marmita y hago alguna foto para mi amigo Ángel.
Desde allí también puede verse la "Silla del Rey Moro", junto al enorme pino que había a su lado y que ha caído rozando la piedra.
Desciendo y hago fotos de paredes que parecen antiguas construcciones de cabañas y corrales. El fuego quemó la maleza y las zarzas y la visión que tengo del conjunto no lo había visto antes.
Después subo hasta la Peña donde encuentro a más conocidos y desde la cumbre vuelvo a sacar fotos de Cadalso y de su precioso entorno. La nueva vegetación enmascara la negrura y desolación visible hace unos meses.
Decido descender por el lado derecho de la peña, como si bajara a la carretera de Madrid. Aquí el trabajo de limpieza realizado es más acorde con el entorno y con su regeneración. Con los propios troncos caídos o cortados, se han hecho parapetos entre rocas y vaguadas que se han rellenado con la leña más fina de las ramas, tratando así de evitar la fuerza erosiva del agua de lluvia.
Realizo varias fotos de estos parapetos que al mezclarse con tierra proporcionarán nutrientes y servirán para la regeneración vegetal de la Peña.
Sigo descendiendo moviéndome entre la zona de escalada y la parte baja de la Peña, desde donde vuelvo a ver una imagen inédita para mi del Fraile y la Monja.
Mientras le hago fotos a esas dos peñas enfrentadas me parece notar un gesto que nunca antes había sentido, acabo de tener la sensación de que la monja le hace "la cobra" al fraile. Ha sido un momento, pero si es así, me temo que la conversación que tenían cuando yo subía... no era tan mística.
Sigo bajando y dejo atrás las zonas quemadas. Afortunadamente esta parte del bosque no resultó afectada por el incendio y entre sombras y furtivas miradas a la peña vuelvo a casa. Hace calor.
Fotos y texto: Javier Perals.
Gracias Javier por estos paisajes de la Peña Muñana,pienso que si ver esto costara dinero seguro que iríamos más a verlo.
ResponderEliminarÁngel
No estoy de acuerdo contigo, si costara dinero ir a ver esto la gente protestaría más, aunque seguramente seguiría sin ir. La Peña está ahí, puede ir quien quiera y a nadie le cuesta dinero, estamos los que nos gusta ir a la naturaleza aunque nos cueste el esfuerzo de subir, y están los que no van porque van a otros sitios o porque se quedan en el bar, y ahí sí que les cobran. Es cuestión de gustos. Por mi parte muy contento de que haya gente que no le guste o que le de pereza: los paseos son más tranquilos.
EliminarUn abrazo.
Javier.