PASEO A CANTOELAGUA.
Es miércoles y llega mi día de paseo largo por el término de Cadalso. Tengo ahora mismo dos posibles destinos que quiero hacer en mis paseos, uno es el madroño considerado Árbol Singular cerca del Cerro Majuelito y que no sé si fue afectado por el incendio el pasado verano.
El otro es el conjunto rocoso de Cantoelagua, y cuyo bosque cercano también fue afectado por el incendio, aunque aún no lo he visto.
Al principio de llegar a Cadalso, desde que nos vinimos a vivir aquí, hicimos un montón de caminos que estoy volviendo a recorrer ahora. Por desgracia no puedo aportar fotos de entonces, o por no ir cargado con la cámara o por haber extraviado algunas. Hubiera sido interesante comparar las de aquella época con las de ahora.
Por entonces recorrimos varios de los caminos que bordean la Peña, el camino de Casa Tablas y el camino del Valle, varios de los caminos que van a la Sierra, el camino de Cenicientos y el Camino del Molinillo cuando todavía no estaba construida la depuradora. (De este último creo que si tengo fotos).
Un día nos fuimos por la Castellana y vimos a la derecha un camino que bordea la Peña, y sin saberlo, hicimos el camino de Cantoelagua hasta que no pudimos avanzar más. Entonces lo hicimos Agustina, nuestro perro de entonces que se llamaba Boliche y yo.
Cuando se amplió el límite en la distancia y nos podíamos alejar hasta cinco kilómetros, me planteé volver a hacer este camino, esta vez solo, aunque me habían avisado que habría zonas deprimentes debido al fuego del verano pasado.
Bordear la Peña por el lado sur resulta realmente atractivo porque se intercalan volúmenes y sombras entre los roquedales que jalonan la ladera. Muchas de ellas, solitarias, llaman mi atención.
El silencio predominante en un día de diario se armoniza, por el canto de los pájaros y de vez en cuando se interrumpe por el ruido de un coche pasando por la carretera, cercana aunque invisible a la vista.
Llego a la zona donde se encuentran los primeros chalets, o fincas, donde algunos perros ladran a mi paso y antes de pasarlas todas me encuentro, no sé cómo se llama, "el canto gordo". ¿Canto Pairón?
Entre las primeras actividades que realizó la Asociación del Camino de Santiago fue una marcha a conocer las tumbas del "Prao Porrilla" (en 2013), conducidos por Pedro Alfonso, y la mayor parte del grupo nos hicimos una foto ante esta peña.
Sigo andando y encuentro una cuidada viña al pie de la Peña Muñana, sin saberlo es el último paisaje que encuentro que no se habrá visto afectado por el incendio.
Algo más adelante las muestras de lo que pasó me pone los pelos de punta. Se cortaron numerosos pinos de los que han quedado diseminados algunos troncos. Pero esto no es lo peor, lo que más me impresionó fueron los que quedaron de pie completamente achicharrados.
Paso junto a dos fincas en las que son patentes los estragos, especialmente en la primera que ha sido llamada "La Joyuela". En la segunda el cartel de azulejos, dañado por los hielos o por el fuego, indica "Cantoelagua"
La naturaleza se apiada de mi angustia y me obsequia con florecillas dispersas por el campo o concentradas en ramilletes al abrigo de las peñas.
Por fin veo el conjunto de rocas al que creo se denomina "El Cantoelagua", aunque no van conmigo los amigos que me informan de los topónimos del municipio: Ángel "Canillo", Pedro Alfonso el "Zorro Corredero" o Salvador Alcazar, toda una autoridad en estas cuestiones.
Hago varias fotos desde diferentes puntos de vista al conjunto de rocas y me parece verlas vivas a pesar de todo, a pesar de estar ennegrecidas e inmóviles.
Decido seguir andando por el camino al menos hasta llegar al collado, desde donde espero ver el valle del Labros, que forma límite con Almorox en la provincia de Toledo. Esta vez es el cielo el que llama mi atención y me regala un fino tejido de nubes.
Admirando el cielo se han plantado ante mí otras grandes rocas que me hacen dudar si son ellas las que son llamadas "Cantoelagua". Un lugareño me había dicho que el camino adelante adelante, al final arriba, y estos cantos están ya en la parte más alta de mi camino.
Tras las pertinentes fotos y la duda a cuestas inicio el camino de regreso, va haciendo calor y no quiero llegar muy tarde. Hago más fotos de las zonas quemadas que no pondré en esta entrada y se me ocurre preparar algo para cuando sea el aniversario de aquel incendio.
A la sombra de un pino hago un alto para beber agua y comer unos dátiles, y me acuerdo de los compañeros de marcha de otras ocasiones o del Camino de Santiago del Sureste, con los que compartía tan reparador alimento. Vuelvo a Cadalso entre un baile de nubes.
Fotos y texto: Javier Perals.
Javier se nota que tienes recomendación con el Jefe,por los paisajes que pones del
ResponderEliminarpueblo. Yo solo puedo verlos con la imaginación.
Ángel
El Canto Gordo estaba junto a la carretera de Madrid, ya no está porque lo volaron. Canto Peiró, también en la misma carretera esta un poco más abajo y a la derecha.
ResponderEliminarSigue disfrutando.