PORTALONES DE CADALSO.
Siempre me han llamado mucho la atención y han ejercido sobre mí una fuerte atracción los portalones de madera por los que se accedía a corrales o a edificios de cierta reseña.
Es cierto, que cada vez se pierden más de estos portalones, en Cadalso y en todas partes, por el paso del tiempo, el deterioro y la falta de mantenimiento.
Muchos de ellos sufren reparaciones o arreglos a base de chapas metálicas que cambian su aspecto y que alargan su vida útil, o su agonía.
Otros, sucumbieron ya y fueron sustituidos por grandes puertas metálicas que también sufren de las inclemencias y del paso del tiempo.
Tengo la suerte de vivir frente a una casa que posee uno de esos portalones, donde ahora se sitúa la "casa rural Los Níscalos", aunque para mí siempre será la casa de Justi. Poco antes de fallecer me enseñó su casa donde me impresionó su enorme cocina y su chimenea con columnas. Posteriormente Diego la convirtió, con toda su ilusión y con enorme trabajo, en la casa rural.
Me interesé por la historia de la casa, de la que algunos me contaban era la casa de la sal. Durante un tiempo de nuestra historia el acceso a la sal era de vital importancia, pues con ella se alargaba la conservación de muchos alimentos: los salazones, el pescado, el jamón, ...
Alguien me dijo que había sido la casa de la inquisición, aunque esto no lo he podido corroborar con ningún documento.
Pregunté si alguna vez había sido una fábrica de algo y nadie supo informarme de este asunto. La pregunta la hacía precisamente por las letras que aún hoy se entreven en el portalón.
Sobre unas fotos que realicé un día sin sol he marcado las letras y los dibujos que aparecen sobre las dos hojas del portalón, aunque me parece ver más letras, por ejemplo en el ala derecha de la mariposa. Es posible que alguna letra no esté bien trazada, como la G o la I, que yo veo minúsculas en la palabra "REgiSTRADA".
La belleza, la curiosidad, la historia, el arte..., asoma en cualquier rincón de Cadalso.
Fotos y texto: Javier Perals.
En los portalones y puertas, cuando eramos niños nuestras madres se sentaban al sol a coser y hablar y por las noches de verano los vecinos sacaban las sillas y conversaban. Los cadalseños pasaban mucho tiempo en la calle.
ResponderEliminarQue suerte tuvimos de llenar las calles y vernos.
Ángel Sánchez
Es verdad Ángel, ahora no se vivirá en casa, pero antes se vivía en la calle, muchas tareas se hacían a las puertas de la casa, se esperaba al marido, al amigo, a la novia, o al padre que venía del trabajo. Se ataban los burros en las argollas que había junto a los portalones y se descargaba la carga de leña, de paja, los productos del huerto. La puerta era lugar de encuentros, de charlas, de tratos, de negocios y de amores. No añoro tiempos pasados pero sí algunas de las cosas que sucedían. Un abrazo.
ResponderEliminarJavier.