Siempre había relacionado la palabra "lanchón" con una piedra grande y llana, como la zona de lanchas de La Castellana donde antiguamente si trillaba la mies.
Era el viernes 23 de enero y había quedado con Ángel Sánchez, "Canillo" para ir a ver el Lanchón. La mañana aparecía soleada y despejada pero con un viento frío del norte que a veces se hacía fuerte y despiadado.
Nos fuimos por la carretera del Pilar o Camino Real de Almorox hasta llegar a un camino que salía a la izquierda, ya cerca del final del término de Cadalso.
Nos adentramos por él y a poco más de 200 metros mi concepto de lanchón cambió para siempre. Esta era una gran piedra, en gran parte lisa, pero no llana. Con una pronunciada curva al mismo modo que la que se encuentra junto al río Cofio, cerca del pantano de San Juan, y que es conocida como El Yelmo.
El Lanchón, en el término municipal de Cadalso de los Vidrios. |
El cerro de El Yelmo, junto al pantano de San Juan en San Martín de Valdeiglesias. |
Estas grandes moles graníticas se formaron al parecer como burbujas del magma empujadas al exterior de la corteza y que se solidificaron poco a poco al contacto con el aire. Varias veces había visto este fenómeno de la Naturaleza, pero nunca de forma que pudiera contemplar tres o cuatro de estas burbujas casi juntas.
El enfriamiento de fuera hacia adentro provoca que el granito forme capas o láminas que con el tiempo se separan unas de otras, lo que resulta muy útil para la explotación de la cantería.
Vimos varias piedras que al parecer habían sido cortadas para servir como piedras de molino y que no sabemos por qué quedaron allí sin terminar.
A medida que subíamos a cada una de estas burbujas el viento se hacía más intenso, nos llevaba las gorras y hacía nuestro paso entre las piedras inseguro y peligroso. Varias veces buscamos el abrigo de piedras para descansar o para calentar nuestras manos.
Cada vez que subíamos a uno de estos lanchones se nos abrían nuevos horizontes, de otros lanchones o de piedras testigo que quedaron sobre sus lomos.
Dos piedras, con apenas una grieta de separación, se alzaban al borde de una burbuja granítica. |
Las mismas piedras desde más cerca. |
Las dos mismas piedras vistas desde su cara sur. |
Otra vista de las mismas piedras desde el lado oeste. |
Las dos piedras desde el nordeste, comparadas con el tamaño de una persona. |
Algunas de ellas, modeladas por el viento y la lluvia, nada tienen que envidiar a las que se sitúan en la llamada "Ciudad Encantada de Cuenca".
Ángel quiso subir a alguna de ellas, comprobar si tenían hornacinas o agujeros redondeados y tomar nuevas perspectivas desde lo alto.
Por él nos hubiéramos quedado a comer allí, al abrigo de alguna piedra, pero el viento frío y mis compromisos de la tarde del viernes aconsejaron volver a comer a casa y reposar un poco antes de las actividades teatrales.
La Peña de Cadalso desde las proximidades del Lanchón |
La Peña de Cenicientos desde el mismo punto |
La charla posterior no dio para menos y surgió la incógnita de a cuántos sitios habrá ido a parar la piedra extraída en las canteras de Cadalso. Yo apuntaba que muchos pueblos del sur de Madrid y norte de Toledo carecen de zona granítica de donde sacar piedra y que por tanto en muy posible que en la antigüedad muchos de estos pueblos se surtieran del granito de Cadalso para la construcción de sus iglesias y otros edificios civiles.
También surgió la idea de explorar más la zona para preparar un itinerario circular que se denomine ruta del Lanchón.
Javier gracias por todo lo que haces por Cadalso, estas piedras nos están hablando de la historia
ResponderEliminarde Cadahalso y de su Camino de donde nace el Pueblo.
Gracias JL, me parece muy interesante de conocer y visitar.
EliminarJavier.
Interesante el tema, tendremos que hacer una ruta para conocer la zona.
ResponderEliminarPedro
Cuando quieras tú y me sea posible a mi, nos vamos y buscamos un camino de vuelta que haga el recorrido más variado. Un abrazo y gracias por estar ahí siempre atento.
ResponderEliminarJavier.