ETAPAS DEL CAMINO DE SANTIAGO VÍA DE LA PLATA.
BENAVENTE - MARIE DE CASTROPONCE.
En enero de 2015 iniciamos las etapas del Camino de Santiago del Sureste desde Toledo, con la previsión de acabar en Gotarrendura (provincia de Ávila) considerada la cuna de Santa Teresa de Jesús. En los años sucesivos fuimos completando este camino por tierras de Ávila, Valladolid y Zamora.
En 2018 finalizamos nuestras etapas del Camino del Sureste al llegar a Benavente, donde este camino se une al denominado Vía de la Plata, procedente de Sevilla, Huelva y Cádiz.
En ese mismo año los participantes acordamos continuar por el Camino Vía de la Plata hasta llegar a Astorga y unirnos así al Camino Francés.
Imagen de San Antonio en el Hospital de Peregrinos. |
El viernes 31 de mayo, saliendo desde Madrid y desde Cadalso, nos juntamos en Benavente los trece participantes de esta ocasión. Tres horas de viaje que se restaban al madrugón del sábado. Por la noche Ángel Luis y Javier, en su paseo nocturno, localizaron la salida de Benavente por la que discurre el Camino Vía de la Plata.
Desde el hotel en el que estábamos alojados iniciamos nuestro Camino yendo hasta el Hospital de Peregrinos, conocido como Hospital de La Piedad, que ya estaba abierto, y nos hicimos la foto de grupo en el patio del citado edificio.
Seguimos adentrándonos en el casco urbano de Benavente para contemplar algunos de sus hermosos edificios de estilo mudéjar, la iglesia de San Juan del Mercado, la Plaza Mayor y su Ayuntamiento. Desde aquí a la salida del Camino donde los carteles nos informaban de las claves para seguir la señalización.
El camino en tierra, al principio con numerosas piedras, se presentaba sinuoso ante nosotros en un paisaje abierto y claro.
Foto satélite de Benavente: 1.- hotel donde nos hospedamos. 2.- Hospital de Peregrinos. 3.- Iglesia de San Juan del Mercado. 4.- Plaza Mayor y Ayuntamiento. |
Al parecer nos acompañaba un modelo que trabajaba en la experiencia de probar un nuevo calzado diseñado para el Camino, teniendo a veces que aguantar sus posados y sus exigencias para el posado.
Como siempre el camino te depara algunas sorpresas, como el mojón casi oculto por la maleza o la lagartija de cola roja que se cruzó en nuestra senda.
El camino de tierra desemboca en una carretera y desde aquí será más frecuente el asfalto, que se convertirá en una auténtica pesadilla cuando la temperatura de la jornada asciende por encima de los treinta grados.
Aquí un primer contacto con el río Órbigo, al que volveremos a ver en más ocasiones. Buscamos caminos paralelos y nos metemos entre el arbolado para mitigar el calor que sigue en ascenso. Entre esos árboles, a lo lejos, creemos ver un crucero, dejo el camino y tomo un sendero que me lleva muy cerca viendo entonces que en realidad se trata de un árbol que ha sufrido una severa poda.
Cruzándonos a veces con una vía verde y siguiendo una esmerada señalización llegamos a la localidad de Villabrazaro. Tras reponer fuerzas y tratar de refrescarnos lo más posible nos hacemos otras fotos de grupo y reiniciamos nuestro camino.
Al paso de esta localidad queda evidente el buen trabajo de la Asociación Zamorana del Camino de Santiago y la colocación de placas, columnas, cruceros y otros elementos de homenaje a Santiago y a los peregrinos.
El Camino se ha convertido en carretera y el calor nos abrasa desde lo alto y desde los pies y algunos llegamos a tener la duda de si vamos a ser capaces de llegar. La presencia de las bodegas subterráneas nos indican que el pueblo está ya cerca y en un intento de huir del calor me meto en una de esas bodegas abandonadas.
Más cerca del pueblo más entradas a bodegas, éstas cerradas con puertas o cancelas, desde donde podemos ver a las compañeras y compañeros que siguen llegando.
Una foto en el cartel de entrada a Marie de Castroponce, que indica que hemos terminado la etapa y una visita al único bar del pueblo, que está abierto. Varios elementos nos recuerdan que estamos en el Camino de Santiago, como las placas de las arquetas o el cartel de la Guardia Civil.
Desde aquí iremos hasta Pobladura del Valle, donde tenemos concertada la comida en una bodega típica llamada La Gruta. Una comida excesiva en un lugar fresco y bien ambientado.
El sueño me empuja a la calle donde el exceso de calor sigue siendo evidente. Mientras los demás se dirigen al hotel en Alija del Infantado, Pedro, Merche y yo regresamos a Benavente a recoger el coche que nos sirvió de lanzadera por la mañana. De regreso al hotel considero obligatoria la siesta, tras la cual vendrá la visita a Alija, pero eso queda para otra entrada.
Fotos: Eugenio Baquera, Felipe Fermosel y Javier Perals.
Texto: Javier Perals.