RUTA DE LOS ÁRBOLES CENTENARIOS
El sábado 13 de diciembre poníamos fin a las actividades programadas para 2014, aunque nos queda la asamblea del día 20 para aprobar las actividades del año 2015. A las 9 de la mañana acudíamos, casi todos puntualmente, a la plaza del Hogar del Jubilado para la realización de esta propuesta de Pedro Alfonso que había levantado mucha expectativa.
Aunque las previsiones del tiempo anunciaban lluvias en aquella mañana los claros que a veces se veían sobre la Peña nos hacían confiar en una mañana sin lluvia. Así pues, tomamos la calle Enrique Gullón y la calle San Antón para llegar hasta el Mirador, desde donde tomamos el camino hacia Peña Halcón.
Por la zona del Mirador |
La Peña Muñana aparecía misteriosa entre claros y nieblas mientras ascendíamos el camino que pasando junto a la Peña Halcón llevaba en la antigüedad hasta San Martín de Valdeiglesias.
Aunque algo fresca la mañana, la ausencia de viento nos permitió disfrutar esta primera parte del paseo, en la que no figuran árboles singulares porque el protagonista es el bosque, en este caso de pinos, aunque salpicado de vez en cuando con algunas carrascas, enebros, arces y robles.
Las nubes bajas no nos impidieron tampoco disfrutar de unas hermosas vistas sobre la garganta del Boquerón y a lo lejos sobre el valle del Tórtolas, desde un peñascal en el que algunos creímos ver excavaciones hechas por el hombre, ¿acaso Vetones?
El camino continuaba bordeando toda la zona de la Peña, las canteras, el Venero,... en dirección a la Granjilla. Y mientras algunas iniciaban su particular recolección de níscalos, que los había, otros nos entreteníamos con otros árboles que llamaban nuestra atención.
¿Un pino con aspecto de abeto? En realidad se trata de hiedra. |
Cerca de la zona de la Granjilla fuimos adelantados por un equipo ciclista de Cadalso entre los que se encontraban integrantes muy jóvenes y comentamos sobre la conveniencia de este acercamiento de niños y jóvenes a la Naturaleza que Cadalso nos ofrece.
Por fin llegamos al camino que une la carretera del Venero con los valles del Boquerón y Tórtolas, y atravesando el límite municipal que nos separa de San Martín de Valdeiglesias, alcanzamos los primeros árboles centenarios de nuestro recorrido: un enebro, un pino y una encina.
Estos árboles gozan de un porte propio del arbolado de las dehesas, posiblemente por haber sido durante mucho tiempo zona de pastos.
Tras recuperar fuerzas con un compartido almuerzo de bocatas, galletas, chocolate y frutos secos; y tras sentir las primeras gotas de lluvia que se quedaron en eso, solo unas gotas, iniciamos el regreso a las tierras de nuestro municipio y por el camino del Boquerón fuimos descendiendo hacia el valle, contemplando los pilones del Boquerón y de Casa Tablas.
A partir de aquí reiniciamos el encuentro con nuestros árboles centenarios, como el denominado Pino Carretero y otros dos pinos de gran porte situados al mismo borde del camino.
Con la ladera del monte a un lado, y el discurrir del Tórtolas al otro, recorrimos este agradable paseo, conocido como el camino de Casa Tablas y que a mí personalmente me permite acordarme de mi padre, pues muchas veces me decía "llévame a ese sitio tan bonito que apenas tiene cuestas". Va por ti.
Cuando este camino se incorpora a la carretera que lleva hasta San Martín, cruzamos la carretera y el Tórtolas, para tomar el camino que discurre paralelo a este arroyo y donde la mano del hombre se hizo patente en diversos tiempos históricos, desde el actual embalse antes del puente, el antiguo que según me dijo Ángel "Canillo" estaba por debajo del puente y donde aprendieron a nadar muchos mozos de su quinta, hasta los antiguos pozos y norias que se utilizaban para regar los huertos.
Avanzando por este camino llegamos a la intersección con el camino de La Peluquera, que regresa al pueblo con una abrupta subida, y cerca del cual se encuentra un nogal centenario que no vimos en esta ocasión.
Nuestros fotógrafos, por los suelos. |
Seguimos avanzando hasta llegar a un lugar donde, muy juntos, un enorme pino da sombra al que fue un enorme tilo, del que, en la actualidad, se conservan varios pies, posiblemente mamones de lo que fue su gran tronco.
Hasta este punto no llegamos todos, algunos decidieron regresar, por el antiguo camino de Rozas, hacia Cadalso, pues llevábamos ya más de 14 kilómetros recorridos. Aquí se hace preciso que el que escribe estas líneas pida disculpas, pues en la convocatoria a esta actividad puse que el recorrido tenía cerca de 8 kilómetros, cuando esa era la distancia máxima de alejamiento del pueblo y no la de todo el itinerario, que al final fueron 17 kilómetros. A los que os pudisteis sentir molestos por este error en la información os pido sinceramente disculpas.
Entre estos dos árboles, centenarios los dos, me llamó poderosamente la atención el enorme "nido de brujas" que tenía el pino en la parte alta, ligeramente por debajo de su copa. El nido de brujas se forma por un desarrollo excesivo de acículas (las hojas en forma de aguja de los pinos) en alguna rama y que por el peso termina secando, pudriendo y en ocasiones rompiendo dicha rama. Esto se debe a una bacteria que estimula el nacimiento de nuevas acículas.
Ya sólo quedaba regresar al pueblo, ascender por la a veces empinada cuesta, pasar la zona cementada antes conocida como La Escalerrilla y llegar a la rotonda del cruce de Los Cuatro Caminos.
En este lugar, punto de recepción a los visitantes de provienen de San Martín, la escultura de Carlos A. González, artista local, sirve de pretexto para hacernos unas fotos con la sonrisa del que ha vencido todas las dificultades. Y como muestra, las más jovencitas del grupo, posan con sus hermosas sonrisas.
Gracias a todos los participantes y os esperamos el próximo año con nuevas propuestas.
Cuando los últimos entrábamos en Cadalso, empezó a llover.
Javier Perals.
Excelente día y mucha mejor compañía. Cada día te superas un poco más, aunque te falta tannnntoooo, ja, ja. No vemos peregrino.
ResponderEliminarUn abrazo
Pedro
Por eso te necesito a mi lado. Tu eres grande, muy grande.
ResponderEliminarUn abrazo. Javier