LA BODEGA DEL TÍO PEDRO ÁLVAREZ. 1 LIMPIEZA.
Cuando hablo de él todo el mundo lo nombra como “el tío Pedro”, así que, a pesar de no haberlo conocido nunca también le llamaré así.
Cuando vi aquellas enormes tinajas cubiertas de polvo me ofrecí a limpiarlas para poder disfrutar más de tan singular espacio.
Todas las tinajas estaban sujetas y protegidas por un entarimado de madera por el que se puede acceder a la embocadura de todas las tinajas existentes. Este entarimado fue suprimido en el espacio que ocupaban las dos tinajas que ya no se encuentran dentro de la bodega, posible causa de que el entarimado presentase mayor inestabilidad en este tramo.
Aquí acabó nuestra visita después de compartir charlas y proyectos. Poco después quedé con Beatriz para iniciar la limpieza de la bodega y acordamos que fuera el lunes 12 de octubre a las 11 de la mañana.
Para proceder a la limpieza de las tinajas debimos, en primer lugar, proceder a la limpieza del suelo sacando la leña y otros objetos que se habían ido acumulando allí.
Al limpiar una de ellas nos dimos cuenta que tenía una inscripción cerca ya del cuello de la tinaja. La inscripción la hacían los alfareros y en casi todas consiste en un número con la N delante y debajo de una llave, como las utilizadas en cuadros sinópticos, tres margaritas.
La única que no presenta esta inscripción tiene otra que pone AÑO 1944, es una tinaja también muy grande pero mucho más recta en su forma, por eso no podía sujetar la estructura de madera y fue necesario colocar algunos puntales. Es la primera que se encuentra situada frente a la puerta de acceso a la bodega.
Tras dejarlas secar aplicamos una mano de aceite de linaza.
Por último procedimos a la limpieza del pocillo, una tinaja de menor tamaño enterrada para recoger el mosto procedente del pisado y prensado de la uva.
Tinaja del pocillo antes de limpiar. |
Tinaja del pocillo una vez limpia. |
En otra entrada comentaré los datos de las inscripciones en la propia tinaja y los números de la pared, así como la leyenda que aparece en una pared, cerca de la única ventana que la bodega posee.
Desde dentro del pocillo. |
Dentro del pocillo. |
Fotos: Beatriz Borjabad y Javier Perals.
Texto: Javier Perals.