PATROCINADORES 2024-1

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La Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Cadalso de los Vidrios agradece su colaboración a todos nuestros PATROCINADORES. Muchas Gracias.

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CONCURSO FOTOGRÁFICO PARA EL CALENDARIO DE 2025

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MAPA DE METRO DE LOS CAMINOS DE SANTIAGO

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FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DEL CAMINO DE SANTIAGO LEVANTE-SURESTE

MAPA FOLLETO

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MAPA DEL CAMINO DEL SURESTE A SU PASO POR LA PROVINCIA DE MADRID, DESDE ESCALONA A CADALSO Y DE CADALSO HASTA CEBREROS, CON FOTOS DE LUGARES SINGULARES DE TODAS LAS POBLACIONES.

INFORMACIÓN FOLLETO

INFORMACIÓN FOLLETO
CARA DE INFORMACIÓN DEL MAPA DE LAS ETAPAS DEL CAMINO DEL SURESTE A SU PASO POR LA PROVINCIA DE MADRID ENTRE ESCALONA (TOLEDO) Y CEBREROS (ÁVILA) CON INFORMACIÓN DE LOS RECURSOS EN LOS DISTINTOS MUNICIPIOS. ESTE FOLLETO HA SIDO EDITADO POR LA ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL CAMINO DE SANTIAGO EN CADALSO DE LOS VIDRIOS CON EL PATROCINIO DE LA CONSEJERÍA DE TURISMO DE LA COMUNIDAD DE MADRID. AGRADECEMOS AL AYUNTAMIENTO DE CADALSO SU COLABORACIÓN.

martes, 10 de mayo de 2022

LA PROMESA Relato presentado al Tercer Concurso Literario de la AACSCV

 

LA PROMESA                           Isabel García

     A Daniel le gusta sentarse junto a una fuente que está en el Camino de Santiago para esperar la llegada de algún caminante. La fuente mana cerca de su pueblo. A ningún peregrino le pasa desapercibido el sonido de su chorro; a ninguno, y el que menos, se moja las manos aunque haga frío.


     El chaval siempre tiene palabras de amor para los peregrinos. Los acompaña al único albergue que hay en el pueblo, regentado por sus padres. Ahora tiene siete años y entiende qué significa la palabra esfuerzo, qué representa hacer una promesa, cómo se puede dar amor y cómo debe recibirse… Con la educación que le han dado sus padres, Daniel, desde pequeño, distingue entre el bien y el mal. Sus padres nunca se olvidan de repetirle: “El amor está dentro de ti. Si lo cultivas, podrás repartirlo”. Y pocas cosas pueden resultar tan bellas como ver a una criatura inocente repartiendo amor.

     Se sienta cerca de la fuente porque le emociona ofrecer su ayuda a los peregrinos cansados, con ampollas, lesionados; le satisface acompañar a los solitarios, sus preferidos, ante todo si son viejecitos y con barbas blancas. Cuando era más pequeño, pensaba que los peregrinos con barbas eran Reyes Magos. Las palabras de los mayores para él son sabias y piensa que las promesas interiores que han hecho a Santiago, son más profundas y con mayor sentimiento. Daniel siempre acude a la fuente con un compañero ¿Qué quién es su compañero? ¿Qué si es un perro? No, no es un perro. El que sigue sus pasos es gato peludo, que llama Gato. ¡Qué nombre mejor para un gato!, responde a los peregrinos cuando le preguntan por el nombre del animal. Tan pronto se sienta en la piedra, el gato se sube a sus piernas, comienza a ronronear y a darle cabezazos en la cara.


     −Mira, Gato −el minino lo mira como si entendiera sus palabras−, allí viene un peregrino barbudo, anciano y solitario. Sacaré las cosas de mi mochila por si necesita algo. El gato lo mira y sigue ronroneando.

     Daniel extiende sobre una toalla tiritas, agujas, hilo, rodilleras, toallitas, bicarbonato, crema protectora, latas de bebida energizantes y unas ricas rosquillas de su pueblo que nunca faltan en su casa. Sus padres le han enseñado que hay que dar sin esperar nada a cambio, pero el chaval sabe que si da “dos” de amor, recibe “cuatro” cuando menos.


     −Hola, muchacho −, le dice el peregrino. Luego bebe un trago de agua y se moja la cara y la cabeza. El sol está en su cénit, y resplandece como una moneda de oro recién acuñada.

     −Me llamo Daniel. Beba una lata energizante y cómase una rosquilla. Y si trae alguna ampolla, yo soy un curandero de los pies de los peregrinos −, le dice, mientras enhebra la aguja.

     El peregrino le sonríe con mucha ternura. El gato ronronea manifestando que está contento. Daniel mira al caminante con sus ojos encendidos de amor. Se hace un silencio. El peregrino sigue sonriendo, el gato ronroneando y el chaval desparramando amor por sus ojos y haciendo un gesto con la aguja y el hilo.

     −Gracias, Daniel. No me hace falta. Vengo caminando desde las playas del Mediterráneo y por terrenos manchegos y mis pies han tenido tiempo de endurecerse.

     ¿Llegará a Santiago de Compostela?


     Esa es mi intención: llegar a Santiago con mi bordón y la concha. He hecho una promesa por la salud de mi nieta− al peregrino se le ponen los ojos acuosos y, al parpadear, ruedan dos lágrimas por sus pómulos. A Daniel también se le llenan los ojos de lágrimas y, para que el caminante no se dé cuenta, aumentándole todavía más su dolor, va a buscar a su gato. Aprovecha ese instante para que sus lágrimas del tamaño de guisantes resbalen. Como quiere animar al peregrino, le dice:

     −Yo, al apóstol Santiago, lo llamo San Santiago el Mayor. Para mí es un santo con mayúsculas. Si el apóstol Pedro es San Pedro, si Bartolomé es San Bartolomé, si Juan es San Juan, si… ¿por qué no llamamos a Santiago, San Santiago? Me quedaría conforme en llamarlo Santiago, si su nombre fuese Tiago.

     −Pienso que eres un chaval ingenioso. No lo había pensado–. Al peregrino, después de una sonrisa, se le ensombrece de nuevo la cara. −Mi nieta está enferma y en cada uno de mis pasos la llevo en el pensamiento. ¡Siento tanto amor por ella…!

     Daniel escucha. De nuevo sus lágrimas ruedan. Le pide al peregrino que se agache y le da un abrazo. Le transmite su amor y le pronuncia en bajito en uno de sus oídos: “El esfuerzo que a sus años está haciendo será recompensado”. San Santiago sanará a su nieta, ¡ya lo verá!, además sé que en su curación va a intervenir el Todopoderoso, Jesucristo.

     −¿Jesucristo? Así llamas tú a Dios. ¡Qué gracioso eres! –El peregrino sonríe. El gato ronronea. El chaval desprende todo su amor.

     −Vamos al albergue. Le diré a mamá que le prepare un buen plato de potaje. Esta delgado y debe alimentarse bien para llegar a Santiago.


     −¿Y no recoges las cosas de la toalla?

     −No, no hace falta. Quizás las utilice un caminante. Luego, volveremos con Gato.

     Ni qué decir tiene que Daniel y el peregrino pasaron juntos toda la tarde. El chaval valoraba mucho su esfuerzo, pues, sus barbas eran del color de la nieve, y, al andar, notaba que sus piernas eran torpes y estaban cansadas. Se ofrecieron la compañía, la amistad, el compañerismo y ante todo desprendieron todo su amor el uno hacia el otro.

     Daniel se levantó temprano para decirle adiós al peregrino. Le metió en su mochila una lata de bebida energizante. Con una cinta adhesiva pegó una nota. “Le he prometido a San Santiago ser más bueno y dar más amor para que su nieta se cure”.

     Cuando el peregrino encontró la nota y la leyó, todos sus pasos fueron acompañados por la cálida luz de la esperanza.

 

2 comentarios:

  1. No sé. Igual es que soy muy moñas o es que me toca cerca, pero no he podido contener las lágrimas. Gracias a quien lo haya escrito.

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  2. Gracias por recordar a Santiago y a Jesucristo ya que los tenemos en el pensamiento, aunque hace 2000 años estuvieron por esta tierra. Ángel Canillo

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