PATROCINADORES 2023-1

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La Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Cadalso de los Vidrios agradece su colaboración a todos nuestros PATROCINADORES. Muchas Gracias.

PATROCINADORES 2023-2

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MAPA DE METRO DE LOS CAMINOS DE SANTIAGO

MAPA DE METRO DE LOS CAMINOS DE SANTIAGO
FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DEL CAMINO DE SANTIAGO LEVANTE-SURESTE

MAPA FOLLETO

MAPA FOLLETO
MAPA DEL CAMINO DEL SURESTE A SU PASO POR LA PROVINCIA DE MADRID, DESDE ESCALONA A CADALSO Y DE CADALSO HASTA CEBREROS, CON FOTOS DE LUGARES SINGULARES DE TODAS LAS POBLACIONES.

INFORMACIÓN FOLLETO

INFORMACIÓN FOLLETO
CARA DE INFORMACIÓN DEL MAPA DE LAS ETAPAS DEL CAMINO DEL SURESTE A SU PASO POR LA PROVINCIA DE MADRID ENTRE ESCALONA (TOLEDO) Y CEBREROS (ÁVILA) CON INFORMACIÓN DE LOS RECURSOS EN LOS DISTINTOS MUNICIPIOS. ESTE FOLLETO HA SIDO EDITADO POR LA ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL CAMINO DE SANTIAGO EN CADALSO DE LOS VIDRIOS CON EL PATROCINIO DE LA CONSEJERÍA DE TURISMO DE LA COMUNIDAD DE MADRID. AGRADECEMOS AL AYUNTAMIENTO DE CADALSO SU COLABORACIÓN.

jueves, 9 de junio de 2022

BARRANCAS DE BURUJÓN

 BARRANCAS DE BURUJÓN.

     Una de las actividades previstas para este mes de junio era la marcha a las Barrancas de Burujón, aunque con los calores que están haciendo dudo que se pueda realizar.


     Las Barrancas son cárcavas producidas por la erosión del río cuando hace curvas o meandros y se mete en el terreno. En este caso es el rio Tajo y se explica muy bien en uno de los paneles informativos.


     Con la idea de pillar el número de teléfono del Restaurante "El Palacio", en la propia localidad de Burujón, me fui el miércoles 8 de junio para allá, aprovechando que había nubes y que las temperaturas no eran tan altas. Aún así hizo calor.

Camino de acceso.

Almendros y secanos

La visión del agua relaja y parece que disminuye la temperatura.

     La suerte de ir en día de diario es que apenas hay gente y sólo me encontré dos parejas. Eso sí, el kiosko cerrado y la cervecita me la tuve que tomar en el mismo Burujón.

Llegando al mirador

Ayuntamiento de Burujón.

     Os dejo algunas fotos de esta marcha cuya única dificultad es evitar acercarse demasiado al borde de las cárcavas, ya que es un terreno con cierta inestabilidad (en algunos sitios hay grietas) y se puede dar un mal paso que acabe contigo rodando por las Barrancas.







No es un castillo, aunque lo parece.

Almendros alineados y al fondo Burujón.

Mirando el mirador. Tiene su peligro.

  Fotos y texto: Javier Perals.

sábado, 28 de mayo de 2022

 

MELANCOLÍA EN EL CAMINO.

Relato presentado al Tercer Concurso Literario de Relato Corto por Manuel Terrín.

      Queridísimo esposo:

Los hijos de los hijos de los gorriones que volaban alrededor del Camino, cuando lo hicimos juntos, han desaparecido.

Llueve sobre el Camino de Santiago.


 Cuando vine, el sol estaba al descubierto y piaban apasionadamente, dando saltitos. Ahora llueve y todos han desaparecido. Los cuervos, goterones de sombra flotante, alzan su poderío sobre colinas mojadas, desafiantes y grotescos.

Llueve y al Camino se le acaba la risa.


Erguida entre las piedras, me he puesto a mirar hacia arriba con los brazos abiertos. Las mujeres siempre miramos hacia arriba, con los brazos extendidos, cuando queremos hablar con los muertos.

Si alguien atravesara a mi lado este lugar, como cuando lo hicimos juntos, me llamaría loca. Pero nadie me acompañará. Nada conduce sin ti hacia ninguna parte.

Llueve sobre el Camino de Santiago.


 Llueve sobre los olivares. Sobre las encinas. Sobre el graznido de los cuervos. Sobre el rumor creciente de los arroyos. Sobre mi corazón sin alas alrededor del tuyo.

Hemos hecho juntos estos senderos con los pies decorados por el esmalte del amanecer. Hemos trastumbado colinas y barrancas. Hemos visto pájaros como besos de música en los árboles y las botas podridas de algún soldado muerto.

Si tú me hablaras con el alma yo te escucharía con el corazón. Y te diría que voy caminando con tus pies, que comparto la corona de espinas, que nada hay más puro que el amor a los muertos.

Llueve sobre el Camino de Santiago.


 Llueve sobre alamedas. Sobre mis espaldas. Sobre los helechos. Sobre esta vía que sostiene una parte de nuestra historia.

Los hijos de los hijos de los cuervos que un día salpicaron de sombra nuestros ojos, agoreros, vuelan hoy sobre mi cabeza con el ocaso derramado en el alma. Sobre mi cabeza y sobre mi corazón.

Ahora todo me parece vacío. Ahora no hay reses pastando en las dehesas. Ni perros ladradores. Ni risas infantiles. Ahora todo es memoria.

Llueve sobre el Camino de Santiago.


Pero estas gotas de agua no son gotas de agua. Son tus besos, esposo mío. Miles, millones de besos desprendidos de tus labios a través de la lluvia.

A través de la lluvia y de las piedras mojadas.

 

sábado, 14 de mayo de 2022

COMPAÑEROS DE CAMINO

 Compañeros de CAMINO.              

Relato presentado al Tercer Concurso Literario por Elena Mocanu

– ¡Hey, peregrino, espera, ya voy!, se oyó una voz clara detrás de la esquina.

El peregrino paró y miró con curiosidad por encima de su enorme mochila.

– ¡Buen Camino!, saludó el señor erizo alegre por el encuentro.

– ¡Ultreia!, respondió el señor caracol un poco sorprendido, pero igual de contento.

– ¡Yo soy Payo!, se presentó el señor erizo, dándole la mano.

– ¡Yo, Pelayo, el peregrino!, respondió el señor caracol, apretándole la mano y abrazándole fuertemente.


– ¿Andas solo? ¿…te gustaría que fuéramos compañeros de camino?

– Pero no somos ya, ¿qué dices, compañero Payo?

– ¡La casualidad te puso en mi camino precisamente cuando más lo necesitaba un compañero!

– Yo creo que no fue la casualidad sino el camino que le da a cada uno exactamente lo que necesita en el momento justo. ¡Nada es casualidad, y menos aquí! ¡Qué lo recuerdes del peregrino Pelayo!

Te vi a último momento, antes de que desaparecieras tras la esquina. Yo estaba saliendo del sendero rocoso. De hecho, solo vi tu mochila tan grande como una casa.

Conozco ese sendero. Es un atajo, pero todos lo evitan.

– ¿Siempre llevas una mochila tan grande? Para mí sería difícil y me retrasaría.

– Sí, siempre me llevo toda la casa. Mi mochila es parte de mí. ¡Ya estoy acostumbrado, pero tú no hagas como yo!

– ¿¡…!?


Pero no me dijiste de dónde vienes ni adónde vas…

– ¡De Saintes-Maries-de-la-Mer! ¡¡¡…uff, que aventura salir de allí!!!, agregó más para sí mismo. ¡Y quiero llegar a Santiago de Compostela!

¿Aventura? ¡Me gustan las aventuras… cuando las leo o me las cuentan!, mostró el señor caracol riéndose con ganas.

¡Y yo tengo tantas que compartir!...

¡Hay todo el camino por delante para contar y conocernos!

– ¡Claro! ¡Así el tiempo pasará más rápido y el camino nos parecerá más corto!

– Y más fácil, aunque no es ni corto ni fácil. ¡Pero en dos, todo es más fácil, eso siempre! ¡Recuerda del peregrino Pelayo!

El señor erizo aprobó divertido.

Primero, dime qué pasó con…

Pues... estaba de camino cuando… no sé ni cómo empezar... ¡ay, fue toda una aventura!..., se apresuró el señor erizo.

¡No, no, espera un poco!, le interrumpió súbito el señor caracol.

El señor erizo se quedó desconcertado por un instante.

– Con… ¿con la botita en la mano quieres llegar a Compostela?

– No…, dijo un poco confundido, ...solo que se me ha deshecho la suela y ya no me sirve...

– Ya comprendo… ese sendero pedregoso tiene la culpa, ¿verdad? Pero yo puedo ayudarte, por eso soy tu compañero, ¿¡no!? ¡Vamos, sé cómo encontrar a Pati, conocida maestra zapatera!

– ¡Una pequeñez! ¡Estará como nueva antes de que digas “camino”!, le aseguró doña oca al señor erizo.


– ¡Qué buena noticia!, respiró aliviado el señor erizo. Las botitas fueron mi único compañero hasta que encontré a tu amigo Pelayo. ¡Ya también es mi amigo!

– ¡Pelayo es amigo de todos, buena ayuda y el mejor consejero! ¡Además de un peregrino perfecto! ¡No es broma!

– ¡Esto hay que recordarlo!, intervino contento el señor caracol.

– ¿Vas a Santiago?, preguntó doña oca muy ocupada con el trabajo.

– Sí, ahí es donde quiero llegar. ¡Espero que mis botitas también me ayuden!

– ¡Llegas hasta el fin de la tierra con estas! ¡Te lo garantizo!

– ¡Que así sea!

¿Y de dónde vienes?, se interesó doña oca detrás de una montaña de zapatos.

– ¡De Saintes-Maries-de-la-Mer!

– ¡Interesante el sitio! Y tan interesante como misterioso. ¿¡No es broma, no!? ¡Qué bien que saliste de allí a salvo!

– Sííí, ¡…qué aventuras!...

– ¿Eh, cómo va el camino, querido Pelayo? Ha estado lloviendo demasiado últimamente…

– ¡Querida Patita, ya me conoces, todo va de maravilla! Esta vez, tengo la intención de recorrer el camino más largo que nunca. ¡Recuerda, el más largo!

– ¡¡¡Qué locura!!!, exclamó el señor erizo con todo asombro.

– ¡Pero es una locura sana! ¡No es broma!...

– ¡Esto es lo que yo también debo recordar!, decidió el señor caracol muy orgulloso de su amiga doña oca.

– Un poco más, sólo un poquito…, murmuró para sí misma. ¡Listo! ¡Per-fecto! ¡Ya están como nuevas o algo mejor, podría decir!

– ¡¿Tan rápido?!

– ¡Pati es toda una maestra, una gran maestra! ¡A recordar!

– ¡Oh, lo que has hecho por mí no tiene precio! ¡No sé cómo podría recompensarte!

– ¡Llegar a tu destino sano y feliz será la mayor recompensa para mí!

– ¡Gracias con toda mi alma a los dos! ¡Estoy tan contento y listo para andar!

– ¡Ayudándote, llegaré a Compostela contigo!

– ¡Recuerda bien!, notó el señor caracol.

– Déjame abrazarte…, pidió el señor erizo con los ojos húmedos de emoción.


TOVARASI DE DRUM

         Tovarăși de DRUM

(Relato presentado al Tercer Concurso Literario por Elena Mocanu desde Romania. Texto en su lengua materna).

– Hei, pelerinule, așteaptă, vin și eu!, se auzi o voce clară de după colț.

Pelerinul se opri și privi curios peste rucsacul său imens.

– Buen Camino!, salută domnul arici bucuros de întâlnire.

– Ultreia!, răspunse domnul melc ușor surprins, dar la fel de bucuros.

– Eu sunt Payo!, se prezentă domnul arici, întinzându-i mâna.

– Eu, Pelayo, pelerinul!, răspunse domnul melc, strângându-i mâna și îmbrățișându-l cu putere.

– Mergi singur? …ai vrea să fim tovarăși de drum?


– Dar nu suntem deja, ce zici, tovarășe Payo?

– Întâmplarea mi te-a scos în cale chiar când aveam mai mare nevoie de un tovarăș!

– Eu un cred că întâmplarea, ci drumul, care dă fiecăruia exact ceea ce are nevoie la momentul potrivit. Nimic un este întâmplător, mai ales aici! Să ții minte de la pelerinul Pelayo!

– Te-am văzut în ultimul moment, înainte să dispari după colț. Eu tocmai ieșeam de pe poteca stâncoasă. De fapt, ți-am văzut doar rucsacul mare cât o casă.

Cunosc poteca aceea. Este o scurtătură, dar toți o ocolesc.

– Mereu porți un rucsac atât de mare? Mie mi-ar fi greu și m-ar încetini.

– Da, mereu iau cu mine toată casa. Rucsacul meu este o parte din mine. M-am obișnuit, dat tu să nu faci ca mine!

– …!?

Dar nu mi-ai spus de unde vii și încotro mergi…

– De la Saintes-Maries-de-la-Mer! …pfiu, ce aventură să scap de acolo!!!, adăugă el mai mult pentru sine. Și vreau să ajung la Santiago de Compostela!

– Aventură? Îmi plac aventurile… când le citesc sau îmi sunt povestite!, arătă domnul melc râzând cu poftă.


– Iar eu am atâtea de împărtășit!...

– Avem tot drumul înainte pentru a povesti și a ne cunoaște!

– Sigur! Astfel timpul va trece mai repede, iar drumul ne va părea mai scurt!

Și mai ușor, deși nu este nici scurt, nici ușor. Dar în doi, totul e mai ușor, întotdeauna! Ține minte de la pelerinul Pelayo!

Domnul arici aprobă amuzat.

– Mai întâi, spune-mi ce s-a întâmplat cu…

– Păi... eram pe drum când… nici nu știu cum să-ncep… vai, e o întreagă aventură!..., se grăbi domnul arici.

Nu, nu, stai puțin!, îl opri brusc domnul melc.

Domnul arici rămase o clipă nedumerit.

– Cu… cu bocăncelul în mână vrei să ajungi la Compostela?

– Nu…, zise el ușor încurcat, …doar că s-a dezlipit talpa și nu mă mai ajută…


– Înțeleg… poteca aceea stâncoasă e de vină, nu-i așa? Dar eu te pot ajuta, doar pentru asta sunt tovarășul tău, nu!? Hai, știu cum să o găsim pe Pati, vestit meșter pantofar!

– O nimica toată! Va fi ca nou cât ai zice „drum”!, îl liniști doamna gâscă pe domnul arici.

– Ce veste bună!, răsuflă ușurat domnul arici. Bocănceii mi-au fost singurul tovarăș de drum până să-l găsesc pe prietenul tău, Pelayo. Acum e și prietenul meu!

– Pelayo e prietenul tuturor, ajutor de nădejde și cel mai bun sfătuitor! Și un pelerin desăvârșit, pe deasupra! Nu e de glumă!…

– Asta e de ținut minte!, interveni încântat domnul melc.

– Mergi la Santiago?, întrebă doamna gâscă foarte prinsă cu lucrul.

– Da, acolo vreau să ajung. Sper să mă ajute și bocănceii!

– Ajungi cu ei și până la capătul pământului! Garantez pentru asta!

– Așa să fie!

– Și de unde vii?, se interesă doamna gâscă de după un munte de încălțări.

– De la Saintes-Maries-de-la-Mer!

– Interesant loc! Și pe cât de interesant pe atât de misterios. Nu e de glumă, nu!? Bine că ai scăpat teafăr de acolo!

– Daaa, …ce peripeții!...

– Ei, cum merge drumul, dragă Pelayo? A plouat ceva în ultima vreme…

– Dragă Patita, doar mă știi, totul merge cum nu se poate mai bine! De data asta, mi-am propus să parcurg cel mai lung drum de până acum. Reține, cel mai lung!

– Ce nebunie!!!, exclamă domnul arici cu toată uimirea.

– Dar e o nebunie sănătoasă! Nu e de glumă!…

Asta trebuie s-o țin minte și eu!, hotărî domnul melc foarte mândru de prietena sa, doamna gâscă.

Încă puțin, numai puțin…, murmură ea pentru sine. Gata! Per-fect! Acum sunt ca noi sau ceva mai buni, aș zice!

– Așa rapid?!

– Pati e maestră, mare maestră! De reținut!

– Ah, este neprețuit ceea ce ai făcut pentru mine! Nu știu cum aș putea să te răsplătesc!

– Să ajungi la destinație sănătos și fericit este cea mai mare răsplată pentru mine!

Mulțumesc din tot sufletul amândurora! Sunt atât de bucuros și gata de drum!

Ajutându-te, ajung și eu cu tine la Compostela!

– Ține minte bine!, notă domnul melc.

Lasă-mă să te îmbrățișez…, ceru domnul arici cu ochii umeziți de emoție.

 

martes, 10 de mayo de 2022

LA PROMESA Relato presentado al Tercer Concurso Literario de la AACSCV

 

LA PROMESA                           Isabel García

     A Daniel le gusta sentarse junto a una fuente que está en el Camino de Santiago para esperar la llegada de algún caminante. La fuente mana cerca de su pueblo. A ningún peregrino le pasa desapercibido el sonido de su chorro; a ninguno, y el que menos, se moja las manos aunque haga frío.


     El chaval siempre tiene palabras de amor para los peregrinos. Los acompaña al único albergue que hay en el pueblo, regentado por sus padres. Ahora tiene siete años y entiende qué significa la palabra esfuerzo, qué representa hacer una promesa, cómo se puede dar amor y cómo debe recibirse… Con la educación que le han dado sus padres, Daniel, desde pequeño, distingue entre el bien y el mal. Sus padres nunca se olvidan de repetirle: “El amor está dentro de ti. Si lo cultivas, podrás repartirlo”. Y pocas cosas pueden resultar tan bellas como ver a una criatura inocente repartiendo amor.

     Se sienta cerca de la fuente porque le emociona ofrecer su ayuda a los peregrinos cansados, con ampollas, lesionados; le satisface acompañar a los solitarios, sus preferidos, ante todo si son viejecitos y con barbas blancas. Cuando era más pequeño, pensaba que los peregrinos con barbas eran Reyes Magos. Las palabras de los mayores para él son sabias y piensa que las promesas interiores que han hecho a Santiago, son más profundas y con mayor sentimiento. Daniel siempre acude a la fuente con un compañero ¿Qué quién es su compañero? ¿Qué si es un perro? No, no es un perro. El que sigue sus pasos es gato peludo, que llama Gato. ¡Qué nombre mejor para un gato!, responde a los peregrinos cuando le preguntan por el nombre del animal. Tan pronto se sienta en la piedra, el gato se sube a sus piernas, comienza a ronronear y a darle cabezazos en la cara.


     −Mira, Gato −el minino lo mira como si entendiera sus palabras−, allí viene un peregrino barbudo, anciano y solitario. Sacaré las cosas de mi mochila por si necesita algo. El gato lo mira y sigue ronroneando.

     Daniel extiende sobre una toalla tiritas, agujas, hilo, rodilleras, toallitas, bicarbonato, crema protectora, latas de bebida energizantes y unas ricas rosquillas de su pueblo que nunca faltan en su casa. Sus padres le han enseñado que hay que dar sin esperar nada a cambio, pero el chaval sabe que si da “dos” de amor, recibe “cuatro” cuando menos.


     −Hola, muchacho −, le dice el peregrino. Luego bebe un trago de agua y se moja la cara y la cabeza. El sol está en su cénit, y resplandece como una moneda de oro recién acuñada.

     −Me llamo Daniel. Beba una lata energizante y cómase una rosquilla. Y si trae alguna ampolla, yo soy un curandero de los pies de los peregrinos −, le dice, mientras enhebra la aguja.

     El peregrino le sonríe con mucha ternura. El gato ronronea manifestando que está contento. Daniel mira al caminante con sus ojos encendidos de amor. Se hace un silencio. El peregrino sigue sonriendo, el gato ronroneando y el chaval desparramando amor por sus ojos y haciendo un gesto con la aguja y el hilo.

     −Gracias, Daniel. No me hace falta. Vengo caminando desde las playas del Mediterráneo y por terrenos manchegos y mis pies han tenido tiempo de endurecerse.

     ¿Llegará a Santiago de Compostela?


     Esa es mi intención: llegar a Santiago con mi bordón y la concha. He hecho una promesa por la salud de mi nieta− al peregrino se le ponen los ojos acuosos y, al parpadear, ruedan dos lágrimas por sus pómulos. A Daniel también se le llenan los ojos de lágrimas y, para que el caminante no se dé cuenta, aumentándole todavía más su dolor, va a buscar a su gato. Aprovecha ese instante para que sus lágrimas del tamaño de guisantes resbalen. Como quiere animar al peregrino, le dice:

     −Yo, al apóstol Santiago, lo llamo San Santiago el Mayor. Para mí es un santo con mayúsculas. Si el apóstol Pedro es San Pedro, si Bartolomé es San Bartolomé, si Juan es San Juan, si… ¿por qué no llamamos a Santiago, San Santiago? Me quedaría conforme en llamarlo Santiago, si su nombre fuese Tiago.

     −Pienso que eres un chaval ingenioso. No lo había pensado–. Al peregrino, después de una sonrisa, se le ensombrece de nuevo la cara. −Mi nieta está enferma y en cada uno de mis pasos la llevo en el pensamiento. ¡Siento tanto amor por ella…!

     Daniel escucha. De nuevo sus lágrimas ruedan. Le pide al peregrino que se agache y le da un abrazo. Le transmite su amor y le pronuncia en bajito en uno de sus oídos: “El esfuerzo que a sus años está haciendo será recompensado”. San Santiago sanará a su nieta, ¡ya lo verá!, además sé que en su curación va a intervenir el Todopoderoso, Jesucristo.

     −¿Jesucristo? Así llamas tú a Dios. ¡Qué gracioso eres! –El peregrino sonríe. El gato ronronea. El chaval desprende todo su amor.

     −Vamos al albergue. Le diré a mamá que le prepare un buen plato de potaje. Esta delgado y debe alimentarse bien para llegar a Santiago.


     −¿Y no recoges las cosas de la toalla?

     −No, no hace falta. Quizás las utilice un caminante. Luego, volveremos con Gato.

     Ni qué decir tiene que Daniel y el peregrino pasaron juntos toda la tarde. El chaval valoraba mucho su esfuerzo, pues, sus barbas eran del color de la nieve, y, al andar, notaba que sus piernas eran torpes y estaban cansadas. Se ofrecieron la compañía, la amistad, el compañerismo y ante todo desprendieron todo su amor el uno hacia el otro.

     Daniel se levantó temprano para decirle adiós al peregrino. Le metió en su mochila una lata de bebida energizante. Con una cinta adhesiva pegó una nota. “Le he prometido a San Santiago ser más bueno y dar más amor para que su nieta se cure”.

     Cuando el peregrino encontró la nota y la leyó, todos sus pasos fueron acompañados por la cálida luz de la esperanza.