PATROCINADORES 2023-1

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La Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Cadalso de los Vidrios agradece su colaboración a todos nuestros PATROCINADORES. Muchas Gracias.

PATROCINADORES 2023-2

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MAPA DE METRO DE LOS CAMINOS DE SANTIAGO

MAPA DE METRO DE LOS CAMINOS DE SANTIAGO
FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DEL CAMINO DE SANTIAGO LEVANTE-SURESTE

MAPA FOLLETO

MAPA FOLLETO
MAPA DEL CAMINO DEL SURESTE A SU PASO POR LA PROVINCIA DE MADRID, DESDE ESCALONA A CADALSO Y DE CADALSO HASTA CEBREROS, CON FOTOS DE LUGARES SINGULARES DE TODAS LAS POBLACIONES.

INFORMACIÓN FOLLETO

INFORMACIÓN FOLLETO
CARA DE INFORMACIÓN DEL MAPA DE LAS ETAPAS DEL CAMINO DEL SURESTE A SU PASO POR LA PROVINCIA DE MADRID ENTRE ESCALONA (TOLEDO) Y CEBREROS (ÁVILA) CON INFORMACIÓN DE LOS RECURSOS EN LOS DISTINTOS MUNICIPIOS. ESTE FOLLETO HA SIDO EDITADO POR LA ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL CAMINO DE SANTIAGO EN CADALSO DE LOS VIDRIOS CON EL PATROCINIO DE LA CONSEJERÍA DE TURISMO DE LA COMUNIDAD DE MADRID. AGRADECEMOS AL AYUNTAMIENTO DE CADALSO SU COLABORACIÓN.

miércoles, 3 de junio de 2020

SUBIDA A LA PEÑA MUÑANA.

SUBIDA A LA PEÑA MUÑANA.
     Durante el largo confinamiento en el que estamos participando, la mayor parte de los habitantes de Cadalso se han comportado de la forma debida y eso ha propiciado que haya tan pocos contagios en el pueblo. Sólo censurar al principio el comportamiento de algunos jóvenes.

     Todos los días al levantarme salgo a la terraza de la habitación y veo la Peña, y todos los días me decía a mí mismo que en cuanto fuera posible volvería a subir. En cuanto flexibilizaron las condiciones de los paseos, podían durar más de una hora y llegar hasta los 5 km me propuse subir hasta la Peña Muñana.

     Decidí dejar el perro en casa para ir más libre, por lo que tuve que pasearlo antes de ponerme en camino. Eran poco más de las ocho y media cuando salía de casa y ese día anunciaban calor.


     Atravesé el pueblo por calles solitarias hasta llegar a la zona de la Castellana por donde inicié el ascenso. Los pinos tenían un color más vivo y me detuve varias veces para contemplar el paisaje que se abría ante mí o para volver la vista hacia Cadalso.

     Llegué a ese punto en el que temporalmente deja de verse Cadalso y se pueden ver las cicatrices que las canteras dejaron en el paisaje, y de nuevo me detuve para ubicar algunos lugares: la carretera del Venero, el Centro de Interpretación de la Naturaleza, ...

     Sigo ascendiendo por la parte trasera del primer risco que se ve en el ascenso a la peña, donde abundan marmitas vetonas y piedras con formas curiosas, como la piedra-pez. Desde aquí siempre hago una foto al Fraile y la Monja, que sin prestar ninguna atención a mi presencia siguen con su oración al Creador o tal vez una charla mística.



     Cuando empiezo a cruzar esa pequeña llanura que lleva al bosque de pinos empiezan a ser visibles los estragos ocasionados por el fuego del pasado verano y por las acciones humanas que en teoría procedían a su limpieza. Encuentro el camino bloqueado por un pino del que se han llevado el tronco pero han dejado el ramaje intacto.

     Más adelante otro pino, esta vez caído dejando parte de sus raíces al aire.

     Un poco más adelante se hace visible una especie de cortafuegos con todo arrasado, aunque no limpio. Si han metido maquinaria pesada hasta aquí, si era necesario hacer cortafuegos, por lo menos que los dejen limpios y se lleven troncos y ramajes quemados. Seguramente a alguien no le gustará lo que voy a escribir pero no me gusta como lo han dejado.



     Como me voy entreteniendo en hacer fotos me alcanza un amigo con su hija, menor de edad, nos salimos del camino y lo perdemos, aunque lo encontraremos más tarde un poco más arriba, llegando ya a lo que fue el recinto del poblado árabe que se cree que habitó allí hace ya varios siglos.



     No subo con ellos a la Peña pues quiero subir antes a la que queda a la izquierda desde donde puede verse un amplio paisaje hacia la Granjilla, la urbanización del Encinar y el Pinar de Almorox.


     Desde allí pueden verse perfectamente los tres picos o cotas de la Peña Muñana, la cuarta sería el conjunto del Fraile y la Monja que quedan ocultos desde mi posición. Aquí también veo alguna marmita y hago alguna foto para mi amigo Ángel.


     Desde allí también puede verse la "Silla del Rey Moro", junto al enorme pino que había a su lado y que ha caído rozando la piedra.

     Desciendo y hago fotos de paredes que parecen antiguas construcciones de cabañas y corrales. El fuego quemó la maleza y las zarzas y la visión que tengo del conjunto no lo había visto antes.


     Después subo hasta la Peña donde encuentro a más conocidos y desde la cumbre vuelvo a sacar fotos de Cadalso y de su precioso entorno. La nueva vegetación enmascara la negrura y desolación visible hace unos meses.
Roca vertical antes de subir, yo la llamo "el relincho del caballo"




     Decido descender por el lado derecho de la peña, como si bajara a la carretera de Madrid. Aquí el trabajo de limpieza realizado es más acorde con el entorno y con su regeneración. Con los propios troncos caídos o cortados, se han hecho parapetos entre rocas y vaguadas que se han rellenado con la leña más fina de las ramas, tratando así de evitar la fuerza erosiva del agua de lluvia.



  
     Realizo varias fotos de estos parapetos que al mezclarse con tierra proporcionarán nutrientes y servirán para la regeneración vegetal de la Peña.

     Sigo descendiendo moviéndome entre la zona de escalada y la parte baja de la Peña, desde donde vuelvo a ver una imagen inédita para mi del Fraile y la Monja.

     Mientras le hago fotos a esas dos peñas enfrentadas me parece notar un gesto que nunca antes había sentido, acabo de tener la sensación de que la monja le hace "la cobra" al fraile. Ha sido un momento, pero si es así, me temo que la conversación que tenían cuando yo subía... no era tan mística.

     Sigo bajando y dejo atrás las zonas quemadas. Afortunadamente esta parte del bosque no resultó afectada por el incendio y entre sombras y furtivas miradas a la peña vuelvo a casa. Hace calor.





Fotos y texto: Javier Perals.

martes, 2 de junio de 2020

TINO, RELATO PRESENTADO AL CONCURSO LITERARIO de la AACSCV


RELATO PRESENTADO AL CONCURSO LITERARIO 2020 DE LA ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL CAMINO DE SANTIAGO EN CADALSO DE LOS VIDRIOS
TINO                         Juan Diego Arroyo García-Escalona
A veces, ante nosotros se obran verdaderos prodigios, pero habitualmente no somos capaces de discernirlos de lo cotidiano, y en esto, nada tiene que ver la fe, ni mucho menos la bondad que en ocasiones se nos presupone.

La primera vez que entré en la iglesia de Santa María de Melque, no era más que un muchacho, y al verme en penumbra, bajo aquellas toscas bóvedas, sentí que aquella religión afianzaba el edificio de su enseñanza sobre pilares de terror y misterios inextricables para el ser humano, sometiéndolo bajo la amenaza de los tormentos del infierno; sin embargo, fue aquella misma tarde de otoño cuando decidí dar inicio a un camino que todavía hoy recuerdo vívidamente. Acababa de tocar fondo, aunque aún no lo sabía. Lo supe mucho después, al descubrir que las páginas de las Escrituras servían para algo más que enhebrar en ellas la nariz y embriagarse de su ácimo aroma, como solía hacer de niño, y esto me lo enseñó Clara, la voluntaria que acude al asilo cada semana para leerme la Biblia y arreglarme las greñas y la barba con más voluntad que destreza. Ella odia que llame así a este lugar, pero es el primer nombre que me viene a la mente.
Mi padre acababa de echarme de casa, seguramente, pensando que al poco tiempo regresaría, pero no fue así. Caminé entre roquedales y arboledas, sin rumbo fijo, y el cielo comenzó a derramarse en una sudorosa y densa niebla que limitaba el campo de visión a unos pocos metros. Fue entonces cuando se me apareció por primera vez, a la vera del camino, con su barba rala y unos ojillos escrutadores y centelleantes, que parecían albergar la luz primera y última del mundo. Estuve a punto de emprenderla a bastonazos con él, pero se desvaneció entre las encinas como una imagen tras el espejo.

Detesto los espejos. Por más que Clarita se empeña en que me asome a mis propias miserias cada vez que acaba de acicalarme, siempre me niego a hacerlo. “¡Qué demontre! Si tuviera su rostro, yo también afrontaría la tarea de pasar el día con otro talante. Ahí viene de nuevo. ¿Acaso ya es viernes? Me haré el dormido un rato, a ver si se aburre y se va”.

Pernocté al abrigo de los gruesos muros de la iglesia y a mediodía llegué a la Puebla de Montalbán, donde fui acogido en una casa de lenocinio por su oronda madama, que me invitó a compartir fonda con un par de cofias algo casquivanas y su primo: un mangurrián de napias goteantes que vivía el delirio de ser hijo bastardo del Rey. Pretendía llevarlas hasta Escalona y, desde allí, a Cadalso, lugar en el que se estaba erigiendo su residencia. Dos años pasé en aquella villa como empleado del Secretario Real –que aquel era el cargo que ostentaba el ilustre bastardo-, hasta que me escapé con una de las fámulas rescatadas en La Puebla y nos casamos bajo la espadaña de Nuestra Señora de la Cabeza, ermita situada extramuros de la capital abulense, sin más ajuar que mi cayado de castaño y su incipiente gravidez. 


No sobrevivió al parto, y el pequeño la siguió a los pocos días. Después de aquello, me acogí a sagrado, al auspicio de la Compañía del Salvador, en Mota del Marqués, hasta que llegó a oídos del susodicho –no nuestro Salvador, sino el Marqués de Ulloa- mi propensión al secuestro de mucamas ajenas. Desterrado de tierras pucelanas, recalé en Requejo, donde no fui precisamente modelo de sus tres valores, pues ni fui valiente, ni válido para mis semejantes, y lo único valioso que saqué de mi experiencia como desterrado fue una sotana raída y un sagrario que afané de la ermita sanabresa de Guadalupe, y que me robaron unos salteadores cerca de Lubián, no sin antes propinarme la preceptiva somanta. Recogió mis despojos un mesonero de A Gudiña, cuya esposa –decían, acostumbraba a encamarse con arrieros y peregrinos; aunque a mí debió de tomarme por clérigo. Viajé en el pescante del carro de uno de aquellos arrieros durante más de una semana en dirección al monasterio de Oseira. El acemilero tenía en el cenobio un hermano fraile que me recomendó como capellán en la prisión episcopal de Ourense, que llamaban “de la Corona”, en referencia a la tonsura que todos allí lucían. Promocioné de falso confesor a penitente, pues, tras más de tres años como guía espiritual de los confinados, el superior me descubrió, reveló al obispo mi impostura y éste me encerró allí mismo, siendo apresado y debidamente tonsurado. No volvió a crecerme pelo en aquel lugar, ni en ningún otro, desde entonces; tal era la hambruna a que nos sometían. Salí de aquel penal transcurridos cinco años, y arrastré mi magra humanidad por diferentes hospicios entre Silleda y Lalín. Fue en este último lugar donde conocí a Clara.

Me solazaba recorriendo un soleado castro, cuando divisé a lo lejos una multitud que se agolpaba en torno a una aeronave y me acerqué, comprobando que todo el pueblo recibía con honores a su ilustre vecino: un aviador que había logrado la hazaña de llegar hasta Filipinas en su aeroplano. En medio de aquel mar de testas de sus deudos y paisanos, destacaba la taheña cabellera de una joven de quien quedé prendado al instante. Por un ardid del destino, acudió hasta donde yo estaba y se dirigió a mí.

- Tino, ¿duermes?- La voluntaria me zarandea con mesura y yo me dejo caer mórbidamente.
- Clarita, ¿eres tú? –Disimulo- Me había quedado traspuesto, ¿ya ha pasado una semana?
- Y tanto –responde-. Venga, que voy a asearte un poco. Mira qué barba tienes –dice-, mientras manipula mi cabeza como si yo fuera un pelele y saca de su bolsa los instrumentos de tortura, espejo incluido-. Veamos… -Clara adopta una pose de fingida indolencia cada vez que examina mis greñas y censura mi desaliño. Yo creo que se cree una enfermera de las de verdad. Me pone el dichoso espejo delante y me miro en él casi por accidente; entonces, lo vuelvo a ver: el peregrino de barba hirsuta y ojillos zorrunos. Su mohín resabido me exaspera. “¿Algo que reprochar? Cada cual hace el camino a su manera”.

Hoy, Tino tiene un buen día. Cuando he salido al jardín trasero de la residencia, permanecía inmóvil en su silla, frente a los almendros, con la cabeza apoyada en su hombro izquierdo, en plena ensoñación; seguramente imaginándose de nuevo recorriendo los caminos, rescatando sirvientas, usurpando sotanas, confesando presos o conquistando a Clara: la que fuera su mujer durante casi cincuenta años. Cree firmemente que realmente hizo todo aquello, incluso que su rostro sirvió de inspiración para tallar en piedra la cabeza de uno de los salvajes del blasón más peculiar de Cadalso de los Vidrios. Lo cree, pese a que no ha salido del pueblo en toda su vida. En ocasiones, también piensa que yo soy su esposa; otras veces me llama simplemente “niña”. Míralo, ahí, enfrentado a su propia faz, con esa mueca confusa, entre párvula y desafiante, como si estuviera a punto de propinarle un bastonazo al primero que se le pusiera delante. Ha vuelto a llamarme Clarita, ¿acaso habría de ofenderme? Al fin y al cabo, es mi abuelo, aunque él no lo recuerde.

lunes, 1 de junio de 2020

CADAHALSO. (Decimosexta entrega)

CADAHALSO. LIBRO DE ÁNGEL SÁNCHEZ MORENO "CANILLO".
(Decimosexta entrega).

Capítulo VI  (Cont.)    Del donoso y grande escrutinio que hicieron los  escritores en referencia a su historia.

CAPÍTULO IV DEL LIBRO DE LA MONTERÍA – “De los montes de tierra de Ávila de Cadahalso y de San Martín de Valdeiglesias y Valdecorneja”. Describe las armadas y vocerías (zonas determinadas de caza) que se hacían en todo Gredos y estribaciones. Desde Cadahalso hasta Candeleda. Describe una pequeña parte de ellas:“Desde Candeleda y Valverde, buen monte de osos y de jabalí. En las cañadas de Friello, mataron un oso de los mayores que nunca vimos, tardando dos días en hacerlo.

La ladera de los Hermanitos y la Texeda en todo el monte es buena de oso en invierno. Otra vocería en Collado de Cenicientos y la Jara de Amayuela siendo una armada en la cañada de Las Navas Granjas hasta el puerto de Escarabajosa y otra desde Ladrada a Escalona, siendo buen monte de jabalí y a veces de osos.

La sierra de Guisando es buen monte de oso en verano y algunas veces en invierno. Es la vocería desde el Castañar de Guisando por Majadas Monjes hasta el camino de las Cavalejas.



La Fuente Fría y el Endrinoso es todo un buen monte de osos en invierno. Hay otra vocería desde San Martín a Almorox. Otra armada es el camino que va de Nava Redonda a Cadahalso.

Labros y Peñas Rubias y Val de la Viga es todo un buen monte de osos en invierno. Son las vocerías la una por el camino que va de Cadahalso a Escalona y la otra en el camino que va de Cadahalso a Tórtolas y la otra por la cima de Peñas Rubias y son las armadas las dos en el valle que es entre Labros y Peñas Rubias en el camino que va del prado a Cadahalso y otra en Nava al Cornocosa entre Fuente sauce y Labros y otra a la boca de Val de la Viga y otras a las figuras del Arroyo del Moro.
Los llanos de Cadahalso es buen monte de puerco en invierno. Y son las vocerías la una por el camino que va de Cadahalso a las Rozas y la otra desde las Rozas hasta la Cañada que no pasa a la sierra y son las armadas entre Nava Redonda y Tórtolas.

La sierra de Guisando es buen monte de osos en verano y algunas veces en invierno. Y es la boceria desde el castañar de Guisando por majadas Monjes hasta el camino de las Canalejas. Y son las armadas la una en Cabeza Poinosa y la otra en las Canalejas.
La Fuente Fría y el Endrinoso es todo un monte y es bueno de osos en invierno. Y son las boberías, la una por encima de la Fuente Fría hasta Val Carnero y la otra en el camino que va de San Martín a Almorox y son las armadas la una en Fuente Salce y la otra a la boca de Val de Ahany.”El escrito hace también este relato:“Una vez nos acaeció ver saltar ya en lunes a un oso cuando dieron los canes con él en el río Alberche varias veces en aquel día y les siguieron hasta la primera hora. Y dos canes que dicen Ermitaño y Ferruelo estuvieron por la noche y hallároslo al otro día al alba echados en el rastro del oso.

El otro día martes tornamos a catar este monte y tomamos el monte y hicimos dar traviesas alrededor a voz si hallaría la salida y no se hallaron salida. El miércoles tomaron este monte mismo y hallaron la cama y la salida de él en el arroyo de Boquerón que es en este monte de Val del Infierno....Y levantaron de él por las Caleras y donde hasta Val Berrocoso y por Val de Madero y donde hasta Labros y donde hasta Val de la Viga....y danoslo ya cierto en guisa que le pudimos poner canes.
Salvo porque era el sol puesto y no era tiempo de levantar.
El otro día jueves tomaron el rastro en Val de la Viga y por Val de la Aljame hasta Endrinoso y dando a la Fuente Fría y volvieron por el rastro hasta Peña Muñana y después volvieron le por entre Labros y Peñas Rubias y donde hasta Val de Madero y donde hasta Val del Infierno, el otro día viernes tomamos este monte y hallárosle la salida de Val de Infierno que fue a tomar las colmenas de Villa Manta de Ferrad marqués de Baena y por aquel nuestros monteros y otros monteros que iban en su busca y llevados por el rastro hasta que le levantaron entre las Barranqueras y el soto de Villa Manta y pusieronle ocho canes y cuando tomaron el rastro y correr sobre Val del Infierno estábamos en Fuente Fría y venimosle a tomar delantera al cerro de sobre Sant Sadornín. Y después vinieron Sancho de Despinosa y García de Triona y Gómez, nuestros monteros y rodeándole tres canes murió este día viernes a medio día en el arroyo de....


Duró la montería de este oso desde el lunes hasta el viernes, hora del medio día que murió. Otra desde San Martín a la Peña Muñana.”
Como se puede comprobar, en estos escritos hace unos 600 años, en los alrededores del pueblo era muy normal la caza del oso pardo ibérico, hasta el siglo XVIII se tiene constancia de que hubo osos en los Montes de Toledo y en la mayoría de las sierras de Extremadura. En España, actualmente sólo quedan unos 100 osos, en Asturias, Cantabria y Castilla y León.

Antonio (Chato), Jesús, mi hermano y otros amigos hemos recorrido Gredos desde los Toros de Guisando hasta Cinco Lagunas por la Cumbres pudiendo afirmar que se podían criar lo que un día existió: osos. Cuando se declare parque natural a Gredos se debería estudiar esta posibilidad.
Fotos: Alamy Stok photo, y varias páginas web.
Texto: Ángel Sánchez Moreno "Canillo".