CENICIENTOS PIEDRA ESCRITA POR PUENTE ROMANO
Al final no fue tan temible y aunque nos mojamos un poco, hicimos todo el recorrido sin embarrarnos.
Desde Cadalso cuatro o cinco coches y desde Escalona otros tantos nos juntamos en torno a las escuelas de Cenicientos. Tras las fotos de rigor de todo el grupo de caminantes partimos, primero por las calles y luego ya por el Camino de Paredes hasta llegar en poco tiempo al Puente Romano.
Es un pequeño puente que permite el paso sobre el arroyo - formado por piedras a dosel dando la forma de arco, en realidad una pequeña bóveda de cañón, que resiste los embates del agua, de la climatología y del paso de personas y animales. En la parte superior es patente el desgaste provocado antaño por el paso de carruajes.
Al otro lado del puente, en el sentido de nuestra marcha, una serie de piedras en el suelo hacen pensar que hasta allí llegaba una calzada romana.
Siguiendo el camino poco más adelante nos desviamos a la izquierda para tomar un sendero que nos lleva hasta las Hoyas, agujeros redondos labrados en la piedra por los remolinos de agua.
Tras cruzar las resbalosas piedras fuimos hasta los restos del caz y del molino harinero, donde contemplamos la robustez de estas obras que empezaron a hacerse frecuentes en toda la península tras la invasión musulmana y que tantos conocimientos aportaron a la utilización del agua.
De vuelta al camino disfrutamos de los enebros a punto de florecer y de los paisajes que la generosa naturaleza aquí nos ofrece.
En la descripción del recorrido avisamos que tendríamos que hacer unos 1.200 metros por carretera, pero nada más salir a ella, unos forestales de Cenicientos que nos alcanzaron en ese momento con un coche, nos informaron de un camino que salía a pocos metros y que recientemente había sido abierto al paso. Extraordinaria iniciativa, supongo que del Ayuntamiento de Cenicientos, de cuidar y hacer valer sus caminos y senderos.
Acabado el camino decidimos seguir, casi campo a través, por un sendero apenas perceptible paralelo a la carretera que nos brindó nuevos paisajes berroqueños de gran belleza.
Justo al llegar al camino, cuando se abría más la llanura y la vegetación dejaba de estar a nuestro lado, se hizo más patente el viento y la lluvia. Capas, chubasqueros y paraguas salieron a la luz y nos protegieron durante un rato, afortunadamente y como predecía Richard en el Facebook de la asociación, sólo fue un chirimiri de poca intensidad.
Tras reagruparnos y volver a cruzar el arroyo - nos internamos en un pequeño bosque de encinas y enebros a través del cual llegamos a Piedra Escrita.
Una breve explicación de Javier aderezada con algunos comentarios de Sol y la promesa de facilitar más información sobre Piedra Escrita a través de este blog.
Para los que quieren saber más y que han preguntado durante el paseo les remito a una entrada del 10 de marzo de 2014 titulado "El enigma de Piedra escrita":
Bernardo preguntó sobre las tumbas que hay en el entorno de Piedra Escrita y los que quisieron pudieron acercarse a una de ellas situada en una colina justo en frente del monumento romano.
Tras recuperar fuerzas, departir con los forestales que quemaban ramas del desbroce y tomar un poco de calor de aquella lumbre, emprendimos el camino de regreso por el llamado Camino de Piedra Escrita.
En pleno ascenso nos salimos a la derecha del camino para contemplar las ruinas de otro molino en el que se conservan varias de las piedras de moler y la impresionante mole del caz elevado que permitía que el agua tomase fuerza y moviera aquellas enormes piedras con un sistema de palas colocadas bajo ellas.
El ascenso sigue, suave pero constante, y el grupo se va desgranando poco a poco, cruzando un nuevo puente, este hecho con losas sobre pontones, hasta alcanzar de nuevo Cenicientos justo cuando la lluvia vuelve a hacerse notar.
Despedidas aceleradas y mientras unos toman sus coches para volver a sus poblaciones otros quedamos en el Bar Avenida, que nos ofrece una extraordinaria cerveza gallega y unas ricas y abundantes tapas.
Texto: Javier Perals