PATROCINADORES 2023-1

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La Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Cadalso de los Vidrios agradece su colaboración a todos nuestros PATROCINADORES. Muchas Gracias.

PATROCINADORES 2023-2

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MAPA DE METRO DE LOS CAMINOS DE SANTIAGO

MAPA DE METRO DE LOS CAMINOS DE SANTIAGO
FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DEL CAMINO DE SANTIAGO LEVANTE-SURESTE

MAPA FOLLETO

MAPA FOLLETO
MAPA DEL CAMINO DEL SURESTE A SU PASO POR LA PROVINCIA DE MADRID, DESDE ESCALONA A CADALSO Y DE CADALSO HASTA CEBREROS, CON FOTOS DE LUGARES SINGULARES DE TODAS LAS POBLACIONES.

INFORMACIÓN FOLLETO

INFORMACIÓN FOLLETO
CARA DE INFORMACIÓN DEL MAPA DE LAS ETAPAS DEL CAMINO DEL SURESTE A SU PASO POR LA PROVINCIA DE MADRID ENTRE ESCALONA (TOLEDO) Y CEBREROS (ÁVILA) CON INFORMACIÓN DE LOS RECURSOS EN LOS DISTINTOS MUNICIPIOS. ESTE FOLLETO HA SIDO EDITADO POR LA ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL CAMINO DE SANTIAGO EN CADALSO DE LOS VIDRIOS CON EL PATROCINIO DE LA CONSEJERÍA DE TURISMO DE LA COMUNIDAD DE MADRID. AGRADECEMOS AL AYUNTAMIENTO DE CADALSO SU COLABORACIÓN.

martes, 25 de abril de 2023

SED. TEXTO GANADOR DEL IV CONCURSO LITERARIO DE RELATO CORTO

 "SED"  de Miguel Ángel Gutiérrez Naranjo.


El sol abrasa inclemente la planicie y el peregrino avanza sediento entre trigales. Lleva semanas, meses, toda una vida caminando, sin sombra que le cubra. No lleva agua. Entregó la que le quedaba y no ha vuelto a encontrar una fuente. El sudor empapa su ropa, el cansancio lacera sus piernas, la soledad lastra sus pasos. Una sombra oscurece su ánimo. Teme que las fuerzas flaqueen, que la deshidratación le venza, que no llegue a Santiago. No hay nadie con quien compartir una palabra de aliento, una mirada cómplice. Aprieta el paso y su afán se ve recompensado. En el horizonte asoma una aldea que no aparece en los mapas. Tiene los labios cuarteados. Se acerca. Sólo ve casas de adobe abandonadas, techos hundidos, zarzas. El pulso se le acelera. Quizá no encuentre allí el agua que anhela. Al doblar la esquina llega a una plazuela y en el centro descubre un pozo. Se despoja de un golpe de su morral, se lanza hacia él y se inclina sobre el brocal. El pozo mantiene la polea y la soga, pero no hay ningún cubo. El peregrino siente que sin ayuda no llegará a Santiago y levanta la vista. Frente a él, sentada en un banco junto a una puerta, hay una mujer joven con el cabello del color del fuego. El peregrino se sobresalta. Se pregunta si estaba allí cuando llegó o si la ha invocado su desamparo. La mujer está inmóvil y el peregrino se acerca a ella con curiosidad. Tiene las pupilas en blanco con dos enormes cataratas. Es ciega, aunque en algún momento pudo ver. Al oír los pasos del peregrino, gira la cabeza hacia él.


- Tengo sed.

La chica no responde. Se levanta tranquilamente, entra en la casa que tiene detrás y al rato sale con un cubo de madera de castaño.

- Tómalo y sacia tu sed.


El peregrino ata el cubo a la soga y con esfuerzo, lo saca lleno de agua. Es fresca, cristalina, limpia, abundante. Bebe hasta saciarse. Empapa su cabeza, sus manos, su pecho. El agua es pura fiesta para su piel, despierta los sentidos, limpia las tristezas, renueva las ilusiones.

- ¿Qué buscas?

- Mi lugar en el mundo.

- ¿Vas a Santiago?

- Sí, y luego a Muxía, a ver el mar.

- Nunca he visto el mar –dijo la mujer-.

- Yo te traeré el mar –dijo el peregrino-.

Llena su botella y deja a la chica en el banco. El Camino sigue entre trigales y el peregrino abandona la aldea bajo un sol ardiente.

Tras muchas jornadas, llega a Compostela. Reza en la cripta de la Catedral por la mujer, por él y por todos los caminantes. Al amanecer parte hacia la Costa da Morte. Tres días tarda en llegar al mar y frente al Santuario de la Virxe da Barca, sobre la pedra de abalar, el peregrino ve al sol refulgente avanzar hacia su ocaso. Tiene el color del cabello de la mujer de la aldea. Cuando el disco rojo toca la superficie, el océano lanza una vaharada donde el cielo y el mar se vuelven uno. El peregrino contempla absorto hundirse el sol bajo las aguas. Minutos después, las estrellas toman posesión del firmamento.


A la mañana siguiente, el peregrino abandona Muxía, la Virxe da Barca y la pedra de abalar. Camina hacia el este, dejando su sombra detrás. Es el Camino de regreso. Vuelve sobre sus pasos. El paisaje es diferente. Su mirada es diferente. El peregrino es diferente.

Deja Galicia y los pasos le llevan entre trigales. Esta vez no tiene sed. Lleva el mar en su mochila y un motivo para volver. Busca el lugar que no existe en los mapas y no lo encuentra. No hay aldea. No hay casas de adobe.  No hay zarzas. El peregrino pregunta, indaga, escudriña. Nadie sabe, nadie conoce.


La gente sólo está al tanto de las aldeas que aparecen en los mapas. El peregrino abandona las flechas amarillas, busca Caminos, rompe las lindes, se introduce en los trigales. El sol hiere de nuevo sus ojos y su piel. Vuelve a sentir sed y furia y rabia. Se revuelve contra el destino con denuedo, brega contra el mundo buscando una aldea que los mapas le niegan. Siente otra vez los labios cuarteados, el sudor en su piel, el miedo y el cansancio. Aprieta el paso y su afán se ve recompensado. En el horizonte aparece la aldea. Quizás no exista. Se acerca con paso firme a la plazuela. Allí está el pozo con su brocal, su polea y su soga. La chica está sentada junto a la puerta donde la vio por primera vez.

- He vuelto.

La mujer gira la cabeza hacia el peregrino con sus pupilas en blanco.

- ¿Y traes el mar?

- Sí.

El peregrino abre su morral y saca una enorme caracola. La pone en su oído y la chica la sujeta con ambas manos. Allí está el mar. El viento ulula y las olas baten las piedras frente al Santuario de la Virxe da Barca. El peregrino no se siente solo. Ocupa su lugar en el banco junto a la mujer que sonríe escuchando el mar. El sol declina.


En una aldea que no existe en los mapas, a la sombra de una pared de adobe, al atardecer, el peregrino, por primera vez en años, sonríe. Es el Camino, aquí está su sitio. En un cielo púrpura, malva y añil aparece la primera estrella.

En Muxía, frente al Santuario de la Virxe da Barca, las olas bailan en el mar.

 MIGUEL ÁNGEL GUTIÉRREZ NARANJO


3 comentarios:

  1. Que tiene el Camino que hace que muchas personas hagan estos relatos, y algunos nos anima al más allá.

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  2. Bonito relato y muy bien escrito, con gran profusión de bonitos vocablos qgue ahora, en estas épocas que necesitan el agua de la cultura, no suelen utilizarse. Enhorabuena al ganador y a la Asociación que tan bien lo hace.

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  3. Bonito relato. El Camino une, inspira, experimenta diferentes sensaciones.
    Enhorabuena al ganador, a todos los participantes y a la Asociación por tan loable iniciativa.
    Buen Camino amigos peregrinos.

    Jorge García Escudero.

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