UNAS CERVEZAS CON TONY MONTÓN
-Hay que beber cerveza hasta exaltar las ideas (R.
Gómez de la Serna)
CERVEZAS CON
TONY MONTÓN ALCÁZAR
Tony facilita la confidencia para las citas con
momentos que siempre nos parecieron distintos… como tirando a mejores. Se
complace en aspirar por el hueco de los atardeceres el aire melancólico
cadalseño (todo al aire: la vida, la sonrisa, la infancia, la amistad, el
amor... ¡todo al aire cadalseño!)
Disuelve alegrías y sonrisas con cervezas,
recuerdos y confesiones, allí se diluyen con dulzura de azucarillos las penas
que siempre (y a nuestro pesar) tenemos y que van a difuminarse en una luz tan
tenue que parece que nos echa los brazos al cuello, mientras una música va
abriéndose camino (“My Sweet Lord”) evocando nuestros días más hermosos.
Son las melodías rotas de nuestra memoria feliz que inesperadamente se hacen
presentes para estrellarnos de bruces contra la emoción. Y es que hay
momentos traidores que aparecen cuando menos los esperas y te hacen saltar el
corazón hecho pedazos.
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Con su último "mejor amigo". |
Ese cóctel de brebajes sentimentales en
suspensión se origina en el conticinio y puede deslizarse entusiasta hasta el
lubricán; en el entreacto hay tragos que te hacen percibir la realidad y llegas
a ese sobrecogimiento de ver doble; es decir, observas lo falso y lo verdadero
y ya que estás aprovechas humilde para disculpar tus faltas y las ajenas.
Tony Montón nunca te amarga el trago porque te hace
saborear la vida. Lo
de beber es sólo un pretexto para hablar, para recordar la felicidad y el dolor
de un amor, para escapar hacia los sueños, para volver a ser feliz ocupando los
espacios libres del corazón, para inventar cualidades que acaban teniendo
defectos, para reconciliarse con nuestras arrugas viendo la felicidad ingenua
de nuestros hijos, para saber que no estamos solos aunque ya hace tiempo que
sospechas todo lo contrario...
Todo esto y más que me callo es Tony
Montón para mí: La posibilidad de extraer bellas
historias humanas que me descubren que somos niños a quienes les engañó el paso
del tiempo.
(A Tony
Montón Alcázar,
con quien compartí, observándole en la distancia, uno de los pedazos más
inolvidables de mi vida.)
Miguel Moreno González