PATROCINADORES 2023-1

PATROCINADORES 2023-1
La Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Cadalso de los Vidrios agradece su colaboración a todos nuestros PATROCINADORES. Muchas Gracias.

PATROCINADORES 2023-2

PATROCINADORES 2023-2
La Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Cadalso de los Vidrios agradece su colaboración a todos nuestros PATROCINADORES. Muchas gracias.

MAPA DE METRO DE LOS CAMINOS DE SANTIAGO

MAPA DE METRO DE LOS CAMINOS DE SANTIAGO
FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DEL CAMINO DE SANTIAGO LEVANTE-SURESTE

MAPA FOLLETO

MAPA FOLLETO
MAPA DEL CAMINO DEL SURESTE A SU PASO POR LA PROVINCIA DE MADRID, DESDE ESCALONA A CADALSO Y DE CADALSO HASTA CEBREROS, CON FOTOS DE LUGARES SINGULARES DE TODAS LAS POBLACIONES.

INFORMACIÓN FOLLETO

INFORMACIÓN FOLLETO
CARA DE INFORMACIÓN DEL MAPA DE LAS ETAPAS DEL CAMINO DEL SURESTE A SU PASO POR LA PROVINCIA DE MADRID ENTRE ESCALONA (TOLEDO) Y CEBREROS (ÁVILA) CON INFORMACIÓN DE LOS RECURSOS EN LOS DISTINTOS MUNICIPIOS. ESTE FOLLETO HA SIDO EDITADO POR LA ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL CAMINO DE SANTIAGO EN CADALSO DE LOS VIDRIOS CON EL PATROCINIO DE LA CONSEJERÍA DE TURISMO DE LA COMUNIDAD DE MADRID. AGRADECEMOS AL AYUNTAMIENTO DE CADALSO SU COLABORACIÓN.

miércoles, 11 de mayo de 2016

ETAPA DE SAN VICENTE DEL PALACIO A RUEDA

ETAPA DE SAN VICENTE DEL PALACIO A RUEDA.
     Hay quien dice que el santo Apóstol nos acompaña y nos protege. La verdad es que yo no creo mucho en estas cosas, pero es que resulta..., que va a ser verdad.

     Iniciábamos la etapa hacia las siete y diez de la mañana, cuando nos encontrábamos en la gasolinera de Cadalso (antes de Campsa ahora de Repsol) esperando al autobús de Fernando que procedente de Escalona iba a llevarnos hasta San Vicente del Palacio, en la provincia de Valladolid.
     Desde allí arrancaba esta nueva etapa del Camino del Sureste, cuyos tramos hemos adaptado a nuestras necesidades,variando los puntos de origen y final de etapa. El aire fresco, tirando a frío, en Cadalso, nublado en el recorrido y nublado en San Vicente.

     Allí nos encontramos con Ricardo y Rosa y con Rosi y su marido, que se habían desplazado por su cuenta para unirse a nosotros en la etapa. Como siempre la foto de rigor del grupo antes de salir, y que nadie se quiere perder, tanto para salir en ella como para hacerla.


     Salimos de San Vicente dejando sus solitarias calles atrás. El bar cerrado, el ayuntamiento cerrado y sus casas durmientes cerradas. Tan sólo vimos un vecino que transportaba maderas en un enorme y potente tractor.

     Pronto toman la delantera Lorenzo, Carmen y Valentín, que a veces se quejan que apenas salen en las fotos. La razón es muy sencilla, los demás apenas les vemos. Entre las dos fotos que van a continuación apenas han pasado unos segundos...: no somos capaces de seguirlos.

     El camino se dirige hacia un puente de piedra y ladrillo y que tiene sueltos algunos elementos arquitectónicos. La autovía y el camino se acercan hasta ir prácticamente juntos. El grupo se va disgregando según el ritmo que cada uno quiere y puede seguir.


     El sol hace pequeñas apariciones y aunque el cielo aparezca nublado el día está claro y los campos limpios y relucientes. Destacan los amarillos de los cultivos de colza, producto que se dedicará a la fabricación de aceites vegetales y de combustible de biomasa, pero no deslumbran como hace dos semanas.






     Pronto se divisa la torre del Castillo de La Mota, de Medina del Campo, aunque la llegada a esta preciosa ciudad se hará esperar. Cuando Pedro y yo entramos los últimos en Medina los primeros han tomado ya al asalto la primera cafetería que han encontrado y se reparten cafés y cervezas entre unos y otros. Decidimos dar un golpe de timón y Pedro y yo nos acercamos a la hermosa plaza de la Hispanidad, donde se encuentra en Ayuntamiento y la Oficina de Turismo, donde nos sellan las credenciales.



     Aprovechando que el grupo aún no se ha concentrado en la plaza, Carmen y yo nos metemos en la carpa donde se distribuyen los puestos de la feria de artesanía. Una primera foto al alfarero que trabaja ante la presencia de espectadores y posibles clientes y una vuelta rápida por el recinto cubierto para plasmar algún detalle.
 


     Llamo a Julián y al decirme que ya salen los últimos, destino a la plaza, le indico por donde nos vamos para continuar con nuestra etapa. Hablamos del buen aspecto que tiene la plaza y las calles comerciales que la rodean y dirigimos nuestros pasos hacia la carretera de Rueda. Observamos que hay pocas señales pintadas, o bien se han borrado, y debemos preguntar varias veces. Al cabo vemos las típicas flechas amarillas que confirman nuestro camino.


      Apenas se sale de Medina del Campo cuando la antigua Nacional N-6 se cruza con la autovía destino Galicia y apreciamos cierta confusión en la señalización. Los que van delante, los escapados, esta vez cuatro, han tomado por el lado izquierdo de la carretera y aunque les gritamos no logramos convencerles que el camino va cruzando la autovía por un paso elevado.
     Campos de cereales, cultivos de colza, zonas terrosas socavadas por multitud de madrigueras de conejos y algunas zonas embarradas. El cielo sigue cubierto pero de vez en cuando se abre un claro y apreciamos cómo el sol calienta. El camino serpentea y se pierde en un alto. Tal vez, al llegar allí veamos Rueda.




     El tiempo pasa más rápido que lo que nuestros pies se mueven, detrás del primer horizonte había otro horizonte, y detrás nuestra, empujadas por el viento del sur, parecen aproximarse nubes amenazadoras.


     Por fin vemos la cuba, la enorme cuba edificada por una bodega y que nos indica la presencia de la localidad famosa por sus vinos rosados: Rueda.


     Llegan los primeros, luego van llegando más, y mientras nos vamos juntando entro en varios establecimientos a preguntar si tienen un sello para poner en la credencial. Junto a la gasolinera entramos en un bar restaurante y aunque casi todos piden cerveza yo pido un rosado de rueda. Me quedo solo. En el vino y con el vino. Pido un aperitivo o unas aceitunas para acompañar aquel exquisito trago que al poco se me vuelve pesado e incomodo. ¡Necesito tomar algo con el vino! y me acuerdo de las patatas del Churrero.

     Con casi todos los participantes dentro del establecimiento se pone a llover, aunque faltan dos, Domingo y Santiago han quedado algo rezagados y llegan en pleno chaparrón. El santo Apóstol no debió calcular bien la hora y por apenas unos minutos no todos se libraron de la lluvia, aunque en general nos consideramos protegidos por el Apóstol Santiago, pues no ha sido ni la primera ni la única vez.

     Vuelta a comer a Medina del Campo, donde llegamos pasadas las 15,30 y donde ya nos tienen reservado un amplio espacio para nosotros. El arroz fuertecito pero me ha gustado mucho, y ha sido la excusa para tomarme otro vinito. Las carrilleras jugosas y tiernas. Y el pastel casero buenísimo. (Mi madre decía que con bocas así daba gusto cocinar). Aunque claro, esta es mi opinión, porque después aparecerá un puntilloso o un soplagaitas que le encontrará más de un fallo a la comida. Lo siento por ellos porque no habrán disfrutado como yo.


     Por último, no sé si lamentar, o si alentar, el divertido y esperpéntico espectáculo de Pedro sobre la creación del mundo a partir de Cadalso. Bueno, esto es broma y ya conocemos a Perico. Por cierto, no sé que tienes en contra de las gasolineras.
Fotos: Richard Pickers, Raquel López Moreno, Eugenio Baquera y Javier Perals.
Texto: javier Perals.

martes, 10 de mayo de 2016

PINAR DE HOYOCASERO

Pinar de Hoyocasero. Valle del Alberche ( Ávila ) Ven y disfruta.


     El Pinar de Hoyocasero, situado en pleno Valle del Alberche y entre las sierras de Gredos y la Paramera, es un milagro de la botánica. Lo cierto es que este pequeño pinar, apenas 150 hectáreas, es un espacio donde además de los pinos silvestres y de los robles melojos que lo forman, está considerado como un lugar de alto valor ecológico debido a las más de 500 plantas que aquí crecen. En el Pinar de Hoyocasero conviven plantas propias de zonas de montaña, de matorral mediterráneo y hasta especies eurosiberianas, motivo por el cual es uno de los pinares más visitados y estudiados de la península.
     Ni que decir tiene que está totalmente prohibido arrancar y recolectar flores de cualquier especie, mejor fotografiarlas, duran más. 

     Realizaremos un itinerario de unos 10 kilómetros para observar la inmensa flora y fauna, así como el discurrir del río Alberche junto a un puente medieval, que los habitantes de la zona, denominan "La Puente". También podremos visitar el pueblo donde no faltan restaurantes y casas rurales y degustar una cerveza "Gredos" fabricada aquí mismo.
     Sólo deciros que os apuntéis en el teléfono o correo que aparece arriba lo antes posible ya que tenemos pensado ir en nuestros propios coches, llevar merienda y comer en el entorno de la Puente y río Alberche.
     El recorrido es muy fácil, existen fuentes y un merendero a la entrada, el tiempo parece que acompañará, pues aunque va a llover hasta el viernes, el sábado será un día de sol. Lo más previsible es que tengamos suerte y la floración de plantas esté en un buen momento, lo normal es que encontremos multitud de flores, por eso he elegido esta fecha junto con la Asociación, pero esto no nos lo garantiza nadie.
     Apúntate, te gustará, realmente es un lugar lleno de naturaleza y encanto.

Zorro Corredero
Fotos: Archivo Fotográfico Pedro Alfonso

miércoles, 4 de mayo de 2016

PAISAJE CADALSEÑO INOLVIDABLE

PAISAJE CADALSEÑO INOLVIDABLE

                                               (A la Asociación de Amigos del Camino de    Santiago de Cadalso, porque todos ellos –en sus andanzas- saben mejor que nadie de estos paisajes inolvidables. Y especialmente a Javier Perals)
Una cosa son los libros y otra la vida. Uno en la escuela no aprende a mirar. En cambio mi padre sí me enseñó a mirar, que hay cosas que uno tiene delante de las narices y, por lo que sea, no las ve. Por él supe que nuestro pueblo era hermoso, que ojeando desde lo alto de la Peña Muñana veíamos los tejados de Cadalso y, alrededor, los grupos de pinos. Y abajo, en el valle, el arroyo Tórtolas espejeando, acompañado por dos filas de chopos empinándose a sus flancos. Y arriba, en Rozas, los cerros llenos de castaños. Y, a su izquierda, según mirábamos de frente, Lancharrasa dónde iban a cazar los cadalseños el día de La Caza de Devotos, por Carnaval. Luego, tal que a mano derecha, entre la arboleda del monte, estaba una pequeña y solitaria casa de piedra. Y, en el centro de todo, la iglesia majestuosa y, por encima suya, las tapias del Campo Santo, las que desmontamos el día de la cantea grande los chicos de “San Antón” contra los de “La Corredera”. Y, dentro del cementerio, asomaban irguiéndose hacia el cielo, tres cipreses verdes que acompañan a nuestros paisanos y que si soplaba el cierzo se cimbreaban tristes como juncos. Y, si girábamos sobre nosotros mismos, veíamos El Valle de las Culebras y El Venero, ceñido todo por retamas, jaras y pinos enormes. Llegado a este punto yo me sentía flotar e imaginaba que me lanzaba al vacío para sobrevolar feliz, junto a entrañables pájaros de plumas y metales, ese paraje fascinante.
Según  me mostraba todo aquello él me hablaba y me animaba -o se animaba él-, diciéndome que en el fondo la vida siempre te ofrece   motivos  para  vivirla  y  admirarla  y  que  por  eso –explicaba- pronto volvería la intensidad de la existencia de la mano de la primavera y se nos renovarían un montón de historias que creíamos perdidas u olvidadas. Después el bochornoso calor del verano nos obsequiaría con esas tardes en las que siempre acababa naciendo un nuevo amor. Más tarde el tenue sol otoñal se reflejaría sobre las doradas hojas que nos aguardarán rilando en el suelo, como si se hubieran desprendido de nuestras almas. Y por fin, de nuevo, el invierno arroparía nuestras euforias con su manto de realidad sobrecogedora. Entonces, una vez más, volveríamos a acordarnos de aquéllos que le dan a nuestra vida comprensión y cariño mientras dialogamos y tomamos alguna determinación cualquier atardecida de este ciclo mágico y desolado que es la vida. Yo aprendí estas cosas gracias a mi padre, y lo podéis creer o no que sois muy libres, pero ahora, sólo de verlo yo me siento como otro, hay días a saber por qué, que hasta me vienen las ganas de llorar y todo.
                                    Miguel Moreno González

Fotos: Jose María Díaz, Richard Pickers y Javier Perals.